top of page
Buscar
Foto del escritorVirginia Magi

Valentía y libertad

Actualizado: 22 nov 2019


Manuel es un enamorado del fútbol y de las experiencias que, a través del mismo juego, las personas pueden vivir. También es un gran observador, un soñador, y un amante de los desafíos constantes.


De chico solía acompañar a su hermano mayor a los entrenamientos en el club del barrio. No era algo habitual que otros chicos vayan a ver el entrenamiento, pero Manuel sí. Desde que llegaba hasta que se iban, observaba, se imaginaba, soñaba…


Manuel era de los que jugaba al fútbol hasta el grito de; “¡adentro!"


Amaba eso.


Una tarde, con sus amigos, decidieron formar un equipo y anotarse en el torneo del barrio. Era un torneo nocturno que se jugaba jueves, viernes y domingo, de fines de noviembre a fines de diciembre. La canchita, que para ellos era el estadio más grande del mundo esos treinta y pico de días, quedaba en la esquina de la casa de Manuel y a solo cien metros del club. En el corazón del pueblo. Nadie se perdería por nada esas noches de fútbol.


Manuel, en sus inicios, era mediocampista; tenia buena técnica – la sigue teniendo –, recuperación y llegada al gol, por lo que “Coco” (entrenador que lo tuvo en sexta división) creyó – aunque con un poco de duda – que esa era su posición natural y en donde mejor iba a rendir. Pero hasta el mismo “Coco”, sin entender aun el porqué de esa duda, sabía que existía la posibilidad de que Manuel, por más de que sea un crack en el mediocampo, quería ser arquero.


Cada tarde que Manuel acompañaba a su hermano mayor, se detenía en los trabajos que los arqueros del club realizaban. Al terminar el entrenamiento, conversaba con David (primer arquero), le preguntaba sobre el puesto; que pensaba sobre el mismo y como se debía mejorar para transformarse en el mejor de todos. También sobre los miedos y la mentalidad fuerte que se debe tener. Manuel veía al puesto de arquero como un mural de desafíos constantes y eso era lo que más le fascinaba, además de la responsabilidad, su exposición ante la mirada de todos, sus movimientos, su vestimenta, su soledad. Lo sabía Manuel, y también “Coco”. Pero no todos lo entendían.


- “¡Yo voy al arco!”, dice Manuel en plena charla técnica.


- ¿Cómo que vas al arco, Manuel? Vos estás loco.


No estaba loco, al contrario. Su equipo se consagro campeón del torneo y Manuel jugó, en ese mismo torneo, como Thomas N’Kono ante Argentina en Italia 90. Jugó, como siempre quiso jugar. Y fue él.


- No lo tenía a Manuel de arquero che, bien…, muy bien. Murmuraba la gente tras la excepcional atajada a un rival. Nadie entendía y tampoco podía creer que Manuel, si, aquel mediocampista técnico, el que se perfilaba para ser el cinco del futuro, sea arquero.


Por supuesto, como era de esperarse, a Manuel lo fueron a buscar para que reemplace al actual arquero de su club a quien le había surgido una propuesta mejor y decidió – en conjunto con la directiva y cuerpo técnico – aceptar.


- Déjamelo pensar, José.


- Tomate tu tiempo, Manuel.


Manuel nunca olvido aquella primera charla con David en la cancha auxiliar. No solo fue una conversación entre un chiquito que acompañaba a su hermano y un arquero casi consagrado, fue algo más, fue una charla de amigos, de futuros colegas – aun sin saberlo –. Porque en aquel momento, cuando Manuel le preguntaba sus dudas y curiosidades, David pudo ver en sus ojos que quería ser el mejor de todos bajo los tres palos, solo debía animarse y dejar atrás el miedo y las suposiciones de un puesto que solo unos pocos quieren cubrir.


No era nada fácil. Le llevo varios días a Manuel encontrar respuestas, que decir, animarse, hasta que recordó un consejo; “Todo arquero debe tener confianza pero también debe ser muy valiente, porque es eso lo que te diferencia y hace especial…”


Basto con darse cuenta que todas aquellas suposiciones que se decían sobre la función del portero eran solo suposiciones, y que en realidad, si bien no era nada fácil, tampoco era una cuestión de vida o muerte y que había cosas más importantes de la linea para afuera. Entendió que esto se trata de un juego en equipo y que ningún arquero estaría solo los días de partido, la derrota es de todos al igual que la victoria, no hay un solo responsable. Y también, que si en la vida – por decisiones que uno toma o debe tomar – se pasa de ser héroe a villano o caso contrario, de villano a héroe en cuestión de segundos, ¿Cómo va a ser distinto el fútbol? si el fútbol se asemeja mucho más a la vida de lo que nosotros pensamos, así que dejo sus dudas atrás y agarro el bolso que le había regalado su viejo para el cumpleaños, metió el pantalón largo, los guante y fue camino a su primer entrenamiento.


Manuel era consiente que los desafíos lo mantenían vivo y que su felicidad estaba ahí, debajo de esos tres palos, solo necesitaba animarse, encontrar la valentía para afrontar ese nuevo desafío, porque sabía que no alcanzaba con solo saber ubicarse.


Quizás por eso, en aquel torneo de barrio donde todos se vuelven guapos, Manuel decidió ir al arco.



Virginia Magi

96 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page