Un viaje lleno de sueños e ilusión

¿Puede una sola frase llenarte el corazón?

A veces, deseamos tanto algo, que cuando pasa y lo decimos en palabras, sentimos que nos llena el corazón. Nos hace feliz. Al menos, en el fútbol suele pasar muchas veces. Siempre anda dando vuelta una frase en el aire que nos llena. Nos completa. Solo basta con encontrar el momento para tomarla, decirla, y hacer que nos llene. Nos complete.

Era domingo por la mañana y el hincha estaba en el club. Había varios equipos de mate – algo que nunca puede faltar en un día de cancha –, bombos y banderas. Que, si lo ponemos en término bien futbolero, las banderas vendrían a ser unos pedazos de trapo con alguna inscripción que tanto significa y nos identifica. Los micros, estaban preparados, listos para emprender viaje hacia Villa Gobernador Gálvez. Ahí, uno de los equipos del pueblo jugaría el partido de vuelta por Copa Santa Fe.

“Mira que dicen que son bravos, eh”, solía reaccionar la gente cuando le comentabas que viajabas para acompañar al equipo. Era entendible que dijeran eso. Y un poco de razón, tenían. En Gálvez son bravos, pero eso no quiere decir que no exista gente buena, pasa que los comentarios, las experiencias vividas por otros clubes, te hacían pensar que ir hasta allá era una locura. Pero eso poco le importo al hincha. Preparo sus cosas, se presentó en el club ese domingo a la mañana y se subió a un colectivo lleno de sueños e ilusiones.

El hincha estaba ilusionado. No tanto por el resultado a favor con el que viajaban. Ellos más que nadie sabían que restaban 90 minutos y que en el fútbol, todo podía pasar. En realidad, el hincha estaba ilusionado por sus jugadores. Hacía tiempo que un equipo no transmitía tanta confianza y seguridad como transmitía ese grupo.

El colectivo siempre es un poco más lento que el auto. Y durante ese viaje de unas horas, el hincha, el jugador y el dirigente, conversaban y soñaban. Imaginaban. ¿Por qué no se podía dar? Estaban tan cerca de que eso suceda…

Llego la hora del partido. El equipo salió a la cancha con una mochila llena de sueños. Concentrado en el objetivo, pero disfrutando. Detrás del tejido, estaba la gente. Y también, aquellos que no pudieron viajar, estaban presente a través de un llamado, un mensaje. Todos estaban a la espera de resultados, porque entendían, que si todo seguía así, el equipo pasaría a la próxima fase y jugaría en el estadio de Rosario Central.

Los minutos finales se acercaban. Cada gol se gritó con euforia y emoción. La gente se abrazó mientras de sus bocas salía un, “¡vamos carajo!”.

Sí. Federación había ganado. Federación había pasado de fase. Federación jugaría ante Rosario Central en el Gigante de Arroyito.

Pienso en aquella pregunta que hice al principio; ¿Puede una sola frase llenarte el corazón? Sí. “Federación jugará en el Gigante de Arroyito”, una frase que llena el corazón del hincha ranero.

Virginia Magi