Los días grises están relacionados, o eso es al menos lo que el sentido o quien sabe que cosa nos hace creer, con la melancolía.
El paso del tiempo, por ejemplo, es una melancolía. Hermosa o no, no lo sé. Melancolía al fin.
¿Que lleva al paso del tiempo ser parte de la melancolía? ¿Qué es la melancolía? ¿Y el tiempo? ¿Qué tan influyente es el tiempo en el sentimiento de uno?
Las respuestas a esas preguntas suelen estar en el aire. No siempre sé ven. A veces para encontrarlas solo se deben sentir. Y nadie nos asegura que ese sentir no duela.
La melancolía es - o puede ser - un viaje al recuerdo. A la felicidad. A la nostalgia. El tiempo, en cambio, toma otro camino. O no. Quizás, el tiempo sea un viaje al pensamiento. A la pregunta. A la búsqueda de respuestas que no se encuentran en el aire. O que duelen al sentir.
El ser humano tiene esa costumbre de relacionar momentos que se atraviesan en la vida con una frase, una imagen, un lugar, una canción o una melodía. Y no siempre es una buena costumbre si eso que relacionamos - fuese lo que fuera - con los distintos momentos de la vida, no nos despierta curiosidad.
"El paso del tiempo sana las heridas".
¿El tiempo en verdad cura las heridas? ¿O será que las oculta ante la mirada del otro? ¿El tiempo sana la herida o la herida sana con el tiempo?
Cada quien tendrá una respuesta para eso. Algunos dirán que el tiempo sí cura las heridas. Otros, que no solo cura, si no que transforma esa herida en una cicatriz de por vida que siempre traerá dolor al recordar. Habra otros que pensaran que es la herida quien sana con el tiempo y no al revés. O aquellos que piensan que no. Que el tiempo difícil sane una herida si esa herida se ve relacionada con algún despiadado que nos arrebató a quién queriamos sin aviso, de un momento a otro.
En la vida siempre es bueno detenerse, preguntar y preguntarse.
En cuanto al paso del tiempo, toda respuesta es válida. Básicamente, porque no hay una sola manera de sentir.
Virginia Magi
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