top of page
Buscar
Foto del escritorVirginia Magi

Sueños y fulbito



Cada 25, después de aquel 25 de noviembre del 2020, Claudio escribe en un papel blanco el sueño que, entre melancolía y alegría, lo desvela por las noches.


- Soñé que jugábamos un fulbito. Juntos. Como en aquellas tardes donde lo único que nos mantenía vivos era una pelota de cuero. Que felices éramos. Cuantos sueños. Yo sé que me escuchas, aunque aquel que me ve en este preciso momento piense que estoy un poco loco. Que hablo solo. Y también sé que sonreís. Ojalá hayas soñado lo mismo. Que de seguro fue así, porque el abrazo que nos dimos al finalizar el partido se sintió tan real, que no me quedan dudas de que lo soñaste. Te extraño todos los días. Y eso también lo sabes, lo sé.


Claudio escribe, porque considera que es la mejor manera de expresar lo que siente. Encuentra en la pluma y en el papel una seguridad que lo lleva a compartir, sin miedo, los sentimientos que se adueñan de su conciencia.


- A veces me pregunto porque en los otros días, los sueños son distintos. O porque este 30 de octubre que paso, me encontró soñando (de nuevo) con vos y el fulbito de las tardes. Pienso, que el responsable, quizás, de aquellas inquietudes, sos vos. Nadie más que vos. Está destinado que cada veinticinco, y cada treinta de octubre, el fulbito se juegue en la cancha de la esquina, y si es con barro, mejor. Cantado.


Después de aquel día, en cada veinticinco, el fulbito, y Diego, se adueñan de los sueños de Claudio. Y quizás, de otros tantos más. El resto de los días, era diferente. Pero los días veinticinco, no. Esos días sabían, y de aquí en más, sabrán a nostalgia.


- Aprovecho a recordarte que la gente te quiere mucho. Y pensar que vos temías que te dejemos de querer. ¡Qué loco! Por suerte, en tu último año en el fútbol argentino, te lo dejaron bien en claro. Aunque todos sabemos que de donde estas, lo ves.


Para Claudio, Diego, era un tipo común, pero al mismo tiempo, era aquel tipo común que jugando a la pelota hizo feliz a sus viejos. Y eso, le bastaba para quererlo para toda la vida.


- Que el sueño nos vuelva a encontrar en un fulbito de tarde, querido diez. Y así creer en esas tardes donde vivíamos jugando a la pelota.


Gracias, Diego. Te quiero para siempre.




Virginia Magi





64 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page