Los sueños se cumplen. Y el que te dice lo contrario, es porque nunca lo deseo con el corazón.
En la vida no todo es alcanzable, es verdad. Mentiría si dijera lo contrario. Pero también es verdad, que a veces, creemos que algo es inalcanzable y con el tiempo nos damos cuenta que no es así.
La vida suele tener giros inesperados y nos muestra que aquello que estaba lejos, está cerca. Que lo inalcanzable, es alcanzable. Y que lo soñado tantas noches se puede hacer realidad.
Recuerdo, que cuando era chica, en la plaza que esta frente de casa, me juntaba con mis amigos a jugar a la pelota. No importaba el clima, tampoco el horario. El momento se disfrutaba. Nos reíamos.
Hoy, con el tiempo, esa plaza sigue siendo testigo de tardes de fulbito sin importar el clima y el horario.
Testigos de tardes de fulbito hermosas.
Tardes entre ellos y ella.
El tiempo pasó. Pero eso no cambio.
Hoy en día, la plaza, la misma plaza que nos acobijo en esas tardes de verano mientras peloteábamos con los chicos, acobija a Violeta y a sus amigos.
Acobija el sueño de una nena que desea jugar a la pelota.
Violeta, es vecina. Tiene 9 años. Juega en el Club Atlético Federación. Practica en la semana y juega los sábados por la tarde.
Juega y sueña.
Imagina gambeteando al rival en un estadio repleto.
Gritar un gol y que su familia este ahí, como está ahora acá, apoyándola. Acompañándola en este camino con varias salidas y miles de obstáculos que derribar.
En las tardes de plaza o en los sábados de partido, Violeta nunca deja de jugar. Nunca deja de soñar. Y mucho menos, de desear con el corazón aquello que quiere.
Ella busca su oportunidad. No le importa lo que el otro quiera o piense. Ella busca lo que le hace bien a ella.
Y en esa búsqueda, entiende – sin saberlo, quizás – que para que eso se cumpla, necesita hacerlo con el corazón. Y ser paciente.
Fue tanto el deseo del corazón en la búsqueda, que alcanzo lo que era inalcanzable.
Virginia Magi
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