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Foto del escritorVirginia Magi

Siempre habrá un gracias para vos, maestro...


Ricardo Rezza

“Abuelo, ¿Cómo llegas a ser ídolo de un club?”, pregunta el nieto de Pepe mientras mira por la ventana a un grupo de pibes jugando un fulbito 5 en la canchita de barro que está en el terreno de al lado. “Depende, mi niño. Son varias cosas las que te pueden llevar a ser - para el hincha – ídolo de un club”.


Al abuelo Pepe, esa pregunta, lo tomo por sorpresa. Pero el sabia, bien adentro suyo, que de seguro algo había escuchado su nieto en la cancha que lo llevo a tener esa curiosidad.


El nieto de Pepe es chico. Y a pesar de eso, siempre va a la cancha. Es una costumbre que tiene la familia.


Hace unos días, el abuelo Pepe y su nieto viajaron. Ese viaje, no era solo un viaje. Ese viaje traía consigo ir a ver el último partido de Temperley en Primera División. Fue en Córdoba. En cancha de Belgrano. Y para sorpresa de muchos, con goleada 3 a 1 a favor del “Gasolero”.


Mientras caminaban por las calles de Barrio Alberdi, el nieto de Pepe, observaba y disfrutaba. Entendía que al menos, por un año, no iban a volver a pisar esas calles. Ese estadio. Esa categoría. Y es por eso, que se detenía, escuchaba y admiraba. La gente cantaba y se expresaba con un “vamos a volver” acompañado de lágrimas en sus ojos y una sonrisa en su rostro. El hincha hacía notar su nostalgia y su agradecimiento. Y el nieto de Pepe, también.


El abuelo Pepe fue hasta un puestito a comprar el famoso chori que no puede faltar cuando vas a un partido de fútbol. Mientras esperaba, su nieto se sentó en el cordón y se puso a escuchar – casi de casualidad – la conversación que estaban teniendo dos hinchas del “Cele” al lado suyo.


Esos hinchas que se le habían sentado cerca del nieto del abuelo Pepe, estaban recordando los dos ascensos seguidos en el 2014 y la permanencia en Primera en el 2015. El nieto del abuelo Pepe, escucho decir, varias veces seguidas; “siempre habrá un gracias para el maestro”. Y también, solía escuchar el nombre de un tal Ricardo.


El nieto de Pepe, al escuchar, suponía que ese “siempre habrá un gracias para el maestro”, era para Ricardo. Y no solo lo escucho una vez en el día. Cada paso que daba por esas calles cordobesas, alguien hablaba de esos ascensos y del maestro Ricardo – que el nieto del abuelo Pepe, suponía que eran la misma persona –. Algo le decía en su cabeza y en su corazón que “Maestro” y “Ricardo”, eran uno solo para el hincha del “Gasolero”.


De seguro, Pepe tenía razón. Su nieto, algo había escuchado en la cancha que lo llevo a tener esa curiosidad, a tal punto, de sentir la necesidad de preguntarle lo que le pregunto mientras miraba a los pibes como jugaban al fútbol en el terreno de al lado.


El abuelo Pepe, en ese mismo momento, recordó aquel viaje a Córdoba. Y recordó también, que en el viaje de vuelta, su nieto soltó la siguiente frase; “Y claro, el maestro Ricardo es ídolo de Temperley por haber logrado dos ascensos y la permanencia”. Estando convencido de lo que estaba diciendo. Consiente.


Ambos se sentaron en la mesa. El abuelo Pepe le sirve un poco de jugo a su nieto, mientras que él se prepara el mate amargo. Y deciden continuar la conversación…


- “¿Qué te lleva a ser ídolo de un club?”, lograr el ascenso a la máxima categoría y la permanencia en Primera. Eso, mi niño, eso es algo que te puede llevar a ser ídolo de una Institución.

- ¿Por eso Ricardo Rezza se convirtió en ídolo para el hincha de Temperley?

- Claro, mi niño. Y siempre vamos a tener un “gracias eternas” para él. Y no solo por lo que logro. Si no que también, por su compromiso y amor.

- Abuelo, yo también cuando lo vea le voy a decir; Gracias.



Virginia Magi


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