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Foto del escritorVirginia Magi

Sentimientos


Hay sentimientos en la vida que no se negocian. Que son indiscutibles. Sentimientos que se relacionan con lo más profundo, puro y real que puede sentir una persona. Sentimientos que nos recuerdan quienes somos, a donde pertenecemos.


En el pueblo el club suele ser considerado como una segunda casa. No en todos, pero si en la mayoría. Algunos podrán tener una explicación lógica con respecto a eso, otros tal vez no tengan ninguna y simplemente lo sienten así, y quizás haya otros que piensan que considerar al club como una segunda casa es un berrinche.


- Discúlpeme, pero no voy a permitir que le falte el respeto a mi sentimiento.


Es muy difícil explicar el sentimiento hacia un club de pueblo. Todo lo que representa (y puede representar) en uno. Lo puede entender aquel que siente lo mismo, pero aquellos que no sienten lo mismo, que no pertenecen y quedan de alguna manera fuera de este círculo, no, ahí suele ser muy difícil. Porque hay cosas que no van a entender por más de que se les dé mil y una razón.


- ¿Vas a ver el clásico? Se juega el domingo a las 17 horas.


- No puedo, voy a estar en la cancha.


- ¿En serio te vas a perder el clásico por ver al equipo del pueblo? ¿Pero vos no sos hincha de…?


- Hay cosas que no se negocian.


De chico todos tenemos algún club de primera al que seguimos, del cual nos hicimos hincha por el viejo, la vieja, el abuelo o el vecino. Equipo al cual aprendemos a querer. Pero antes de eso, antes del club de primera, mucho antes, cuando nosotros ni siquiera teníamos uso de razón, nos hicimos hincha del club del pueblo. Y a ese club, no lo aprendimos a querer, lo aprendimos a amar. Y con el tiempo, ese amor se vuelve cada vez más fuerte y verdadero.


¿Cómo puede ser que antes de entender un poco de que va la vida, sin ni siquiera saber decir “mama”, “papa”, hayamos aprendido a amar a un club? ¿Es posible? ¿Qué nos lleva a querer tanto algo que aún no conocemos? ¿Por qué ubicamos al club del pueblo sobre el club de primera al que decidimos seguir de chico? ¿Qué nos lleva a eso? ¿Cómo se explica? ¿Cómo se describe?


Supongo que la respuesta a todas esas preguntas tiene que ver con la esencia. Sí. Esencia. Justamente eso. Elegimos al club del pueblo por encima de cualquier otro por la esencia, que está relacionada directamente con la familia. Con uno. Es aquello que nos recuerda de dónde venimos, a donde vamos y a donde siempre hay que regresar. Un sentimiento real. Verdadero. No sé si es algo que se pueda explicar con palabras. Se debe sentir. La única forma para entender es sintiéndolo. Posiblemente el club del pueblo nos dé muchísimas menos alegrías que aquel club de primera al que decidimos seguir de chico, pero eso no lo hace menos, al contrario, la derrota suele ser siempre un doble aprendizaje y la victoria es una sensación especial, satisfactoria, alegre, sensación que no se siente en ningún otro lado. Una sensación que abunda de emoción, de pasión.


- En la vida puedo prescindir de muchas cosas, hasta de un partido del equipo de primera, pero no de ir al club o de ver al equipo del pueblo. Eso no. Ese sentimiento no se negocia. No se discute. Porque sentirlo me lleva a ser quien soy. Disculpa si no lo entendes.


La esencia nos lleva al recuerdo, y el recuerdo a la emoción. Somos lo que somos por ellos; por la vieja, el viejo, la abuela, el abuelo. Quizás por eso este sentimiento sea tan profundo y tan difícil de explicar.



Virginia Magi

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