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Foto del escritorVirginia Magi

Sentimiento hecho retrato.


Los pibes de Union y Cultura, Murphy, y un grito de gol cargado de sentimientos.

- Hay fotos, Titi, que con solo mirarlas – al menos una vez – nos sitúan en algún lugar, y casi al mismo tiempo, nos llevan a comprender el contexto que la rodea, aunque ese lugar, o contexto, sea – para nosotros – algo desconocido, lejano.


Esteban, pueblerino y futbolero, sostiene desde siempre que las fotografías, además de ser momentos, son historias. Para él, la mayoría de aquellos momentos retratados, esconden una razón detrás. Algunas, confiesa, son solo momentos. Pero otras, en cambio, son más que eso.


- Una fotografía puede mostrarte hasta realidades diferentes. A veces las fotos hablan por uno. O por todos. Mira esta fotografía, mírala bien. ¿Qué ves, Titi? ¿Qué ves además de un grito de gol?


La fotografía que tiene Esteban en su mano es de uno de los últimos partidos que jugó Unión y Cultura. A simple vista no es más que un grito de gol. Pero si nos detenemos un instante e intentamos ver más allá de aquel momento retratado por un hincha, ese grito de gol muestra, al mismo tiempo, la razón que llevo a ese grupo de pibes a expresarse de esa manera. Y eso es, justamente, lo que pretendía Esteban que su amigo – y todos – hagan; mirar más allá.


- (…)


Mientras esperan a Maco, y al resto de los muchachos, Titi, le hace caso y mira la foto más allá de lo que se ve a simple vista. La observa. En ese instante recordó que cuando era pibe, su abuelo le mostro una foto de su infancia jugando a la pelota en el campo; la canchita la habían marcado con una rama, los arcos eran dos zapatillas – una de cada extremo – y la pelota un bollo de trapos viejos. Recordó la foto, pero más lo que su abuelo le dijo; si me preguntas a mí, estábamos jugando en el mejor estadio que podía existir en ese tiempo. No nos faltaba nada. Estaba la familia, los amigos, el fútbol. Y también el amor por el club, que, a pesar de estar lejos, siempre estuvo ahí. No teníamos nada, pero a la vez todo. Una foto puede decirte muchas cosas. Solo hay que mirar un poquito más allá. Haciéndolo, se comprende – al fin – el contexto. Y la razón.


- En los clubes de pueblo, como el nuestro, el sentido de pertenencia, el primer amor, son casi la prioridad. La base de cualquier proyecto. En Unión, eso estuvo desde siempre. Y siempre va a estar. Habrá en la vida personas que quieran, tal vez, cambiar esa identidad, o que crean – dentro de su inconsciencia, o no – que la solución esta fuera, pero no se puede ir en contra del sentido de pertenencia, del amor, de lo que siempre nos caracterizó.


- … ¿Por qué?


- Porque esa identidad, ese sentido de pertenencia, nos lleva a ser quienes somos.


Esteban, además de sostener desde siempre que las fotografías son momentos, y también historias, sostiene que por más que intenten cambiar el camino, siempre se vuelve al punto de origen, a la raíz. Porque no se puede (y tampoco se quiere) cambiar la esencia.


- Estos pibes sí que nos desvolvieron la sonrisa. Y mira que sufrieron, eh, lloraron. Pero aquí están…mira esa emoción, esa felicidad, el desahogo de tantas malas. Qué bueno que estos pibes sean nuestros, ¡qué bueno!


Titi convirtió en palabras aquel pensamiento y las dejo salir de su boca creyendo que su amigo no estaba escuchando. Esteban, por su parte, sonrió.


- Hay miles de fotografías que en su interior esconden un porqué. Una razón. Leí de casualidad por ahí que como todo en esta vida – o casi todo –, cuando los sentimientos están a la vista, las palabras sobran. Esta foto, o la secuencia de este grito de gol, es el fiel reflejo de eso. Hoy la miramos, una y otra vez, y el sentimiento desborda como aquel día. Y con él, todo lo que nos tocó vivir este tiempo… Habla por ellos, que son los protagonistas de esto, y también por nosotros.


- Nos simboliza. Esta secuencia no es más que la realidad que nos rodea hoy. Y eso es, en parte, gracias a estos pibes.


(En el aire solo se percibía orgullo y emoción.)


La fotografía no era más que un reflejo del sentimiento que envolvía (y envuelve a día de hoy) a los pibes de Murphy. Basta con mirarla, solo una vez, para entender el sentido de pertenencia y el amor. Mirarla, para comprender que, a fin de cuenta, haberse mantenidos unidos en un presente extraño (y arduo), devolvió mucho más que una sonrisa al final.



- ¡Vamos, vamos los pibes!





Virginia Magi

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