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Foto del escritorVirginia Magi

Quedarse en casa


- Es momento, María, de mostrar madurez y responsabilidad.


Oscar es un tipo tranquilo, al igual que María. Llevan casados poco más de 45 años, padres ejemplares y buena gente. En los años que llevan juntos, ¡y miren que son muchos!, ninguno vio enojado al otro más de dos o tres veces. Oscar sostiene que la vida, a pesar de sus vaivenes, es demasiado rica como para que uno destine su tiempo en enojo y bronca, entiende que hay excepciones, si, y las comparte, pero eso de enojarse en vano, no.


- ¿Será, Oscar?


El mundo se encuentra en estado de alerta. Las noticias son devastadoras y las imágenes angustiantes. Todo lo que se ve o escucha trae intranquilidad. ¿O acaso se puede tener tranquilidad sabiendo que afuera todo está mal? No hay indicio aun de cuál puede ser la mejor forma de detener esto. Tampoco donde esta y cuando puede volver a atacar. Es invisible. Fuerte. Asintomático, cualquiera lo puede tener sin darse cuente. Al parecer no hay barrera que alcance. Vencerlo parece casi imposible. La única vacuna que tenemos hoy es quedarse adentro. Esperar. Cuidarse. Porque en definitiva, si nos cuidamos nosotros, estamos cuidando al resto.


- Ojala, María. La situación es complicada y minimizar la realidad es un error gravísimo.


¿A quién le gusta quedarse adentro de casa sin poder salir ni siquiera a la vereda a tomar mates? ¿Quién no quisiera estar con amigas o ir a la cancha los días de partido? las costumbres diarias pasan a estar en segundo plano. No importa que quiera hacer, importa que deba hacer. Importa la salud. La vida.


- No comprendo porque cuesta tanto entender el mensaje. Un mensaje que es claro. Directo. ¿Qué se les pasa por la cabeza? Se creen vivos, María, y con el perdón de la palabra terminan siendo unos boludos. La viveza me la banco en el fútbol, pero acá no, esto no es un partido, acá está en juego la vida, no el orgullo.


Oscar estaba enojado y con razón. El presente no es fácil. Los días se alargan y el horario tiende a confundirse un poco.


- Yo también quisiera estar en el club tomando el café de todos los mediodías, pero me tengo que quedar adentro. Debo quedarme adentro.


Que no respeten el aislamiento social enoja a Oscar, a María, y al resto de los vecinos. La “viveza” de unos pocos entra dentro de la excepción de Oscar, quien asegura que la vida es demasiada rica como para destinar tiempo en enojos. Detenerse esta vez era la única manera de hacerle entender al otro que si se cuida, está cuidando a todos.


- La vida es hermosa, pibe, ya habrá tiempo de disfrutarla. Ahora es momento de cuidarse, de cuidarnos. Quedémonos en casa.


Virginia Magi

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