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Foto del escritorVirginia Magi

Marcelo y el mejor día de su vida


Marcelo; el "Chelo"

Tal vez, el mejor día de la vida de Marcelo, siempre será recordado como uno de los mejores día de su vida, pero hay quienes dirán – inclusive él mismo – que en ese día, tuvo los minutos más hermosos de todos los minutos que lleva vivido a esta altura de su vida.


¿Cuándo sé que ese día, es el mejor día de mi vida? ¿Qué es lo que transforma a un día cualquiera en el mejor día de nuestras vidas?


Supongo, que las respuestas a esas preguntas, tiene que ver con lo que deja ese día en nuestras vidas y en las de aquellos que nos rodean. Si lo que paso en ese día me hizo feliz, forma parte de los mejores días de mi vida. Si lo que desee y soñé se vuelve realidad, entonces, ese día deja de ser un día más para convertirse en el mejor de nuestros días.


La vida es una búsqueda de preguntas y respuestas constantes. El fútbol, igual. Sin preguntas no hay respuestas y sin búsqueda de respuestas los caminos no tienden a abrirse.


Hay quienes dirán que el fútbol no es más que un grupo de personas persiguiendo una pelota sin sentido, en cambio, aquellos que si entienden de qué se trata esto, saben que además de perseguir una simple pelota, el fútbol es un juego y que ese grupo de personas persiguen sueños.


Entre otras tantas cosas, el fútbol tiene el poder de transformar en realidad aquello que una vez supimos soñar y no nos atrevimos a contar. También, tiene dentro de este mundo maravilloso, un poco jodido, sí, pero maravilloso a personas que nos enseñan desde su lugar mucho más de lo que nosotros – desde el nuestro – podemos enseñarles a ellos. Gente que sin darse cuenta, quizás, nos dejan día a día una enseñanza que va más allá de cualquier concepto básico que podamos brindar.


Marcelo, o “Chelo” para la gente amiga, solía jugar de chico en uno de los campitos del pueblo. Jugaba y soñaba.


Entendía también que la vida se trataba de eso.


En esos incontables partidos en el campito, “Chelo”, soñaba con poder jugar en el club algún día. Se preguntaba, en silencio, porque aún no le había llegado la oportunidad, y mientras buscaba la respuesta a su pregunta, jugaba y sonreía. No sabía si el fútbol era el responsable, o lo era la vida, tampoco si era una complicidad entre ambos, lo único que sabía es que ese día iba a llegar, tarde o temprano iba a llegar e iba a ser, a su vez, el día más hermoso de todos.


“Chelo” no estaba equivocado. Y las vueltas de la vida hicieron que ese día llegue en octubre, mes futbolero por excelencia. Marcelo se puso los guantes y salto al campo de juego, feliz y radiante. Jugo unos minutos y hasta se dio el lujo de tapar un penal. Quizás, ese día, para aquellos que lo hicieron posible, sea recordado como uno de los mejores días de la vida de Marcelo, pero para el propio “Chelo”, en ese día tuvo los minutos más hermosos de todos los minutos que lleva vivido a esta altura de su vida.





“Hay quienes sostienen que el fútbol no tiene nada que ver con la vida del hombre, con sus cosas más esenciales. Desconozco cuanto sabe la gente de la vida. Pero de algo estoy seguro; no sabe nada de fútbol.” – Eduardo Sacheri.






Virginia Magi

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