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Foto del escritorVirginia Magi

Lo que dicta el corazón


Bruno Sbrascini

Seguir siguiendo al corazón,

Y coquetear con la intuición,

Seguir creciendo y esquivando las rutinas…


El corazón manda. A veces le hacemos caso. Y otras, no tanto.


Cuando hacemos lo que el corazón nos dice, nos sentimos seguros. Y cuando uno esquiva la decisión que tiene el corazón para nosotros, y la cosa – por diferentes ocasiones – no termina siendo como uno espera, nos preguntamos una y otra vez; ¿Qué hubiese pasado si escuchábamos al corazón?


El fútbol es un ambiente jodido. Y así como es jodido, también es hermoso. Un ambiente en donde el futbolista es responsable de sus actos, de sus decisiones, de sus palabras.


Un ambiente donde cada paso, parecería tener su propio juez.


Cada jugador tiene una historia detrás. Y cada decisión, aunque muchas veces creamos que no, tiene una explicación. Existe un motivo para eso que hacemos, para eso que elegimos.


Y sucede, a veces, que no siempre el motivo se entiende. Y nos encontramos en un momento de la vida en donde las preguntas se repiten y las respuestas pasan a ser – casi – automáticas. Una respuesta que poco tiene que ver con el motivo real de la decisión.


El invierno está cerca. El frío es seco y la tarde de color gris. Ya el sol casi que no se asoma. El sobrino de Alex viene, como cada fin de semana, a visitar a su tío y a ver al equipo del pueblo.


- Tío…


- ¿Qué te tiene inquieto, muchacho?


Alex conocía a su sobrino como la palma de su mano. Bastaba solo con mirarlo a los ojos para darse cuenta que algo le pasaba.


- ¿Por qué eligió jugar en nuestro equipo? ¿Qué lo llevo a elegir a Huracán por sobre las tantas propuestas que tenía arriba de la mesa?


- No lo sé, chiquito. Quizás, haya seguido al corazón. Nuevos desafíos.


- ¿De verdad crees que esto tiene que ver con una decisión del corazón?


- Estoy casi seguro.


Ambos eran hinchas de Huracán de Chabas. Y coincidían en que ese amor, era su tesoro más preciado.


- Me cuesta pensar que el 5 resigno tanto para venir acá y renegar. Tal vez, en otro lugar, no iba a tener tantos dolores de cabeza.


- ¿Y vos como sabes que en los otros lugares no iba a tener dolores de cabeza?


El sobrino de Alex estaba un poco confundido. Hacía tiempo que los resultados en el club no se daban. Institucionalmente había cosas que se debían mejorar. El 5 venia de dos años muy buenos, peleando el campeonato, siendo campeón… era un poco entendible también la confusión y sus dudas.


- Mira, chiquito. Nosotros venimos mal. Lo sabes vos, yo y cualquiera que mire la tabla cada domingo. ¡Hace 6 años que somos derrotados por el karma de los playoffs!, quizás él, quiso venir a dar una mano. Que digo quizás, estoy seguro.


- Pero tío…


Alex era un tipo que conocía cada rincón del club. Cada pedacito de historia. Porque si bien las cosas no estaban saliendo de la mejor manera, la historia de Huracán era rica. Y eso nadie lo iba a borrar.


- Es una mala racha. No tengo dudas de que vamos a salir adelante todos juntos.


El futbolista necesita nuevos desafíos. Y en la elección de esos nuevos desafíos, mucho tiene que ver el corazón.


Alex tenía razón. El 5 los había elegido para darles una mano. Ayudar a los pibes que habían puesto la cara en el peor momento. Intentar, junto a los que ya estaban y a los que se sumaron, clasificarse y vencer al karma. Cambiar el presente. Ir en busca de la gloria.


Y para decir verdad, el sobrino de Alex no es el único que se hace esa pregunta. Varios hinchas también se la hacen, ¡hasta amigos y familiares!


Es por eso, que a veces, la respuesta más sensata a ese “¿Por qué?”, es asegurarles que no se hizo otra cosa más que seguir al corazón.




Virginia Magi

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