El gran Julio (Moya), periodista cordobés, tiempo atrás escribió un texto sobre el sentimiento de extrañar. En realidad, el texto no solo se basa en el sentimiento de extrañar, sino en lo extraño de extrañar. ¿Qué extrañamos cuando extrañamos? Julio asegura en ese sinfín de líneas escritas con el corazón, que lo que uno extraña en verdad no es tanto el momento, sino lo que uno es en ese momento. Y quizás, tenga un poco (mucho) de razón.
El mundo está alarmado. Las calles desoladas. Y en este resguardo, porque el único remedio que tenemos hoy ante situaciones como estas es esto; resguardarnos, quedarnos en casa, los sentimientos comienzan a trabajar en conjunto con el recuerdo. La sensibilidad y la melancolía ya no aparecen solo por las noches. Y el presente nos tiene extrañando todo el tiempo.
¿Qué extrañamos cuando extrañamos?
La situación no es buena. Los días empiezan a alargarse y el tiempo pasa cada vez más lento. Por suerte, en medio de tanta melancolía, aún nos quedan las comunicaciones a distancias, que para decir verdad hoy por hoy saben diferentes, quizás si se dan bajo otro contexto terminan siendo gratificante, un buen camino para poder vernos y sentirnos a pesar de la lejanía. Pero hoy no. Hoy no tiene el mismo sentido. Tal vez, porque lo que necesitamos ahora es estar cerca de nuestro lugar, cerca de la familia, de los amigos.
La vida se basa en lo simple, y tal vez sea eso lo que más necesitemos en circunstancias como estas. Un abrazo. Un “buen día”.
Entonces, ¿Qué extrañamos cuando extrañamos?
- Extraño a mis amigas, pero extraño aún más lo que cada una es en el momento que estamos juntas.
Extrañar es parte de la vida. No creo que exista una sola manera de extrañar. Pero a fin de cuentas, lo que se extraña cuando se extraña, es lo que somos en esos determinados instantes.
“Entonces lo extraño de extrañar cobra un sentido difícil de explicar si no se experimenta de esa manera”. – Julio Moya.
Virginia Magi
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