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Foto del escritorVirginia Magi

JUANCA

Actualizado: 7 sept 2021






A veces me pongo a pensar en aquellos pibes que juegan al fútbol en el equipo del pueblo. Aquellos que en algún momento, la vida los sorprende poniéndole en frente de sus ojos la posibilidad de seguir un camino que los acercaría al mundo profesional. Esas oportunidades que rara vez, un pibe que sueña con llegar, la desaprovecha. Y así como me pongo a pensar en esos pibes, en esas sorpresas que te da la vida, me pongo a pensar en el destino. Ese maldito destino que aparece para arrebatarnos el sueño. Arrebatarnos la ilusión. ¿Qué loco, no? la vida te da algo y a veces, el destino te lo saca sin aviso. ¿Por qué?, y aunque trate de buscarle una respuesta a ese “¿por qué?”, no creo que la pueda encontrar.


Hace poco leí en un artículo – casi de casualidad – que hay cosas que te hacen creer en el destino. ¿Y si en verdad es así? ¿Por qué cuando tratamos de encontrar una respuesta a algo que sucedió, recaemos siempre en; “el destino”? No quiero detenerme tanto en esto. No es mi intención hacer que ustedes se planteen si aquel artículo que leí aquella tarde es así o no. En realidad, trataba de buscar una introducción que me ayude a entender “por qué” el destino es la respuesta de la mayoría de las cosas que suceden. Sea bueno o malo. ¿Por qué? es lo que me pregunto y “destino” termina siendo la única respuesta o tal vez, la elegida, cuando me pongo a hablar, a pensar, sobre aquel muchacho del pueblo que perdió la vida ese 5 de diciembre de 2001, en Aguas del embalse, en Valle Grande (Mendoza) mientras seguía dando pasos en ese camino que lo acercaba cada vez más a su sueño.


Poniéndolos en contexto; aquel muchacho se llamaba Juan Carlos Canciani, tenía en ese entonces unos 21 años. Estaba jugando en Huracán de San Rafael (Mendoza), equipo que disputaba el Torneo Argentino A. “Juanca”, como le decían sus más allegados, anduvo por otros lados antes de llegar como refuerzo al “Globo”.


Su camino en el fútbol comenzó por el año 1984-1985 – no recuerdo exactamente el año en sí, pero fue por ahí – en el Club Atlético Federación, uno de los equipos del pueblo. En 1999 llego a jugar un campeonato con la camiseta del ranero, pero antes la vida le dio la chance de realizar inferiores en otros lugares. En esos lugares que están más cerca del llamado “mundo profesional”. En Federación llego a jugar hasta 5ta (aunque tenía edad de 6ta), porque se le dio la oportunidad de ir a Renato Cesarini – club de la ciudad de Rosario – allí, ‘Juanca’, comenzó a dar pasos en aquel camino que la vida le había puesto delante de sus ojos… Con el paso del tiempo, siguió transitando ese mismo camino que lo llevo por diferentes destinos. Dejando atrás Renato, toco Ferro Carril Oeste, Buenos Aires. Agarro sus cosas y emprendió viaje; no estuvo mucho tiempo. Si no me equivoco fueron unos 6 meses, aproximadamente. Más no. ‘Juanca’ estaba allá, y su familia y amigos, acá. Me tome el atrevimiento de hablar con gente amiga, una familia que también fue muy cercana a ‘Juanca’ y les comencé a preguntar acerca de curiosidades que me surgían y aproveche la charla para aclarar algunas cosas que no tenía tan claras en mi cabeza. Imaginen ustedes; en aquella época tenía unos 7-8 años, era muy difícil que sepa lo que realmente sucedió.


En esas charlas – un poco pausada por la gente que iba a jugar algún que otro número a la quiniela – supe, que la historia que yo tenía dentro de mí sobre aquel joven del pueblo, estaba media incompleta. En realidad, no sé si ‘incompleta’ es la palabra justa. En fin… supe de una parte triste, que no conocía. No me voy a detener en contar detalles sobre eso, no me corresponde tampoco hacerlo. Lo que sí, es que ‘Juanca’ antes de emprender viaje hacia Rosario, donde comenzaría su trayectoria futbolística, recibió un golpe duro. De esos golpes que te derriban dejándote casi sin fuerza para levantarte; la pérdida de su madre.


Volviendo a lo que estábamos. Aquellos meses de ‘Juanca’ en Buenos Aires fueron medios confusos. No voy a detenerme en explicar ‘porque’ esos meses fueron así. No lo tengo muy claro que digamos. Y tampoco me corresponde hacer hincapié en eso. Solo voy a contarles que la mitad de esos meses que estuvo en Buenos Aires intentando probar suerte en Ferro, estuvo casi incomunicado. “Una tarde nos llamó, desde un teléfono público y nos dijo: ‘soy Juan, estoy bien’…”, me comento María – amiga de la familia, encargada de la agencia de quiniela y vecina del barrio de la familia Canciani - ¿De la nada fue el llamado?, pregunte. No hizo falta tampoco que ella me responda. Un gesto basto para darme cuenta de cuál era la respuesta. “No nos podíamos comunicar, pero sabíamos que él lo iba a hacer. Tarde o temprano se iba a comunicar”. Sin dudas, María no estaba equivocada. El, se comunicó.


Después de todo ese hecho confuso. Después de ese tiempo en Buenos Aires. Después de no tener la oportunidad de mostrar sus condiciones en Ferro Carril Oeste, decidió volver. Fue en 1999 y su destino fue su querido Federación…


La casa de ‘Juanca’ sigue estando en el mismo lugar de siempre; en una de las manzanas donde está ubicada la cancha del Club Atlético Federación. Ahí a la vuelta. Parte del patio de la casa, da atrás del bufete. En su infancia, ‘Juanca’ frecuentaba el predio y también jugaba a la pelota. En 1999, cuando volvió de Ferro, defendió la camiseta de Federación. De su querido ‘ranero’. Imagino, que cuando era chico e iba a la cancha con su viejo, deseaba jugar un torneo con esa camiseta. El tiempo, se lo concedió. Estuvo solo una temporada. Al finalizar, a comienzos del año 2000, Firmat fue su próximo destino.


El equipo se llamaba “Planauto” y jugaba la Liga Deportiva del Sur; allí jugo un año y se consagro campeón del torneo. Ya terminado su ciclo en el club, se le dio la posibilidad de irse fuera del país. No tan lejos… En Chile probo suerte en Colo-Colo, pero al poco tiempo se volvió buscando otro destino. Lo consiguió; fue Newell’s. Otra vez, ‘Juanca’ se encontraba en Rosario. En la misma ciudad donde realizo parte de las inferiores. Esa misma ciudad que está a unos 140 kilómetros de su pueblo, donde estaba la familia y los amigos. Paso el año, la temporada termino y ‘Juanca’ busco seguir su camino por otro lado. Le llego una posibilidad de ir a Mendoza, a Huracán de San Rafael, equipo que se estaba preparando para afrontar el Argentino A. Algunos conocidos de él – jugadores que habían compartido plantel en Planauto – también se encontraban en ese club. No lo dudo mucho. Cargo sus cosas y volvió a emprender viaje. Un viaje lleno de ilusiones, con ganas de seguir sumando pasos.


En 2001 se incorporó a Huracán de San Rafael. Al llegar, las cosas no eran como se lo habían imaginado. Más allá de eso, jugo algunos partidos del Torneo Argentino defendiendo la camiseta de “ El Globo” o “Azul Oro”, como también solían decirle. Mientras ‘Juanca’ hacia lo que realmente le apasionaba; jugar al fútbol. La persona que lo acompañó – muy cercana a él – comenzó a realizar los trámites para que pueda tener también la ciudadanía italiana. ¿Por qué? Porque estaba dentro de las posibilidades viajar a Italia y sumar al Verona como un nuevo destino. Pero no se llegó a dar. El mismo destino lo intercepto en ese tramo del camino para arrebatarle la ilusión. Sin darle tiempo a nada. No se despidió de su gente, de su pueblo, y tampoco de sus compañeros. No porque él no quiso hacerlo, sino que el propio destino hizo que así fuera…


“Con ilusión me ausentare. Guárdame en tu corazón, por si no te vuelvo a ver”.


Virginia Magi

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