La ceniza será Quien nos lleve hasta donde ahora estés A nosotros que una vez fuimos parte De tu corta vejez
Si ese viento que te llevó Pudiera confesar Que te brindaba la paz Lo abrazaría junto a mi voz.
El grito de gol, creo, es la mejor forma que tiene un futbolista para expresarse. Quizás, ese grito de gol, le permita no esconder eso que siente. Gritar cada silencio guardado. Emocionarse. Recordar.
¡Cuántas cosas hay detrás de un grito de gol!
El grito de gol, no solo le pertenece a aquel que lo hace, si no, también al hincha. A la familia. A los amigos. A todos, en realidad…
Esa costumbre que tenemos los futboleros de apropiarnos de goles que nosotros no hicimos. Y que probablemente, nunca hagamos. O quizás sí, en aquellas noches en donde soñamos con ser el número nueve que convierte un gol que deja maravillado a la gente y le otorga el campeonato al equipo del pueblo.
Cafferatense tiene un 9 que regala incansables gritos de gol. Se llama Damián Callegari. Un 9 determinante dentro del área. En su carrera lleva convertidos goles de todos los colores. Perdí la cuenta de cuantos tiene en la Interprovincial. No recuerdo la cantidad exacta pero cerca de 300 debe tener seguro...
Cada gol que convierte el “Tato”, el hincha lo siente como propio, como si ellos mismos hubiesen sido los que eluden al jugador, dejan atrás la marca y la meten cruzada al segundo palo… Pasa en Cafferatense, como también pasa en cualquier otro club. El hincha es así. Considera que cada gol de su equipo, es de ellos. Como son las derrotas y también las victorias. El hincha tiene la maldita y hermosa costumbre de decir “ganamos” en vez de “ganaron”. O “perdimos” en vez de “perdieron”. Para el hincha, la victoria, la derrota, los goles, son tanto de los jugadores como de ellos. Y siempre será así. No hay nada que haga cambiar ese tipo de costumbre.
Detrás de un grito de gol, también hay desahogo. Es la excusa perfecta para desprender todos los sentimientos que se tienen por dentro. Es viajar hacia donde están los que queres y poder decir, “esto también es tuyo”. Es recordar. Es emocionarse.
¡Cuántas cosas hay detrás de un grito de gol!
Historias que no se conocen. Abrazos que emocionan al corazón.
A veces, sucede, que hay gritos de gol que quedan para siempre. Inmortalizados.
Virginia Magi
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