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Foto del escritorVirginia Magi

GRAN “CUQUI”

Actualizado: 7 may 2018


Norman "Cuqui" Montechiari

“Si hemos trabajado con el Cuqui para el fútbol”, algo que comúnmente, cuando se habla de aquellos tiempos, se repite una y otra vez en mi casa, y que seguramente también se repetirá en las casas de cada una de las personas que integraron en algún momento el periodo del Cuqui como directivo del Club Atlético Federación. Cada vez que escuchaba esa frase, quería saber más; de él, de sus tiempos dentro de la institución, de todo lo que hizo por el fútbol, es decir… su historia ligada al club. Es por eso, que cuando mis viejos hablan de aquel tiempo no dudo en pedirles que me cuenten más. Basta solo con decir “Cuqui” para que aparezcan anécdotas y recuerdos; contrataciones y fichajes de jugadores, distintas competencias deportivas (Mundialito – Sudamericano – Torneo de Verano), viajes a la liga sin importar la hora, hacer comida para vender, entre otras tantas…


Así como recuerdos hay muchos, anécdotas también las hay. Esas anécdotas no son “simples anécdotas”, en cada una de ellas se puede ver lo que hizo el Cuqui por y para Federación. Toda anécdota tiene una historia detrás; ir a buscar a un jugador de un determinado puesto a tal lugar, alojar a chicos para que pudieran jugar al fútbol, salir a pedir prestados colchones en las distintas casas para acomodara los que participaban del mundialito…y muchas cosas más. Hace poco estuve hablando con Clide, su mujer, y me contó algunas de ellas…“Los jugadores paraban en casa cada vez que venían; no uno solo, a veces llegaban a ser hasta seis jugadores. Les dábamos de comer y dormían en una pieza que tenemos acá atrás. Los padres de aquellos chicos – hoy ya chicos grandes – me decían ‘no solo comían ahí, después cuando terminaban de jugar les daba el sándwich’ y la gaseosa’” repito, como esas hay muchas más.


Norman “Cuqui” Montechiari, así se llamaba. ¿Por qué “Cuqui”? no lo sé. Pero les aseguro que la gente del pueblo y sus alrededores lo conocían más por su apodo que por su nombre y apellido. “Cuqui” nació en San José de la Esquina, localidad de donde era su madre, un 6 de abril de 1940. Hasta los 17-18 años vivió en el campo junto a sus padres, Catalina y Antonio, su hermana Graciela – 6 años menor – y su tío Horacio. Parte de sus estudios primarios lo curso en la escuela de Hansen, la otra parte lo hizo en la colonia “La Catalana”, una escuela vecina al campo donde ellos vivían; iba a seguir sus estudios secundarios en Los Quirquinchos, a unos 40 km de San José de la Esquina, pero finalmente después decidió no hacerlo. Ya desde muy chico frecuentaba al club Atlético Federación; su padre y su tío le trasmitieron la pasión por estos colores. Su pasión siempre fue el fútbol; nunca jugo, no hizo inferiores, pero sin embargo llego a convertirse en un directivo de la institución.


“Cuqui” y Federación, una historia que comenzó a escribirse entre los años ’70 – ’80. Tal vez esa historia de amor entre el club y aquel muchacho del campo se relacione, o al menos dentro de nuestros pensamientos, con la posibilidad de que en su juventud estuvo atado a la institución; podemos creer que aquello que lo ato fue el hecho de jugar al fútbol. Pero no. Si nos detenemos acá y releemos el párrafo anterior, casi al final del mismo, está claro; “el fútbol le apasionaba pero nunca lo jugo”. Sin embargo se convirtió en un histórico del CAF. Es ahí, donde la curiosidad se despierta, al menos la mía, y tiene el deseo de saber cómo fue que una persona llega a escribir una historia tan profunda en un club siendo parte de la directiva sin antes haber sido participe de alguna actividad del mismo. Ojo, con esto no estoy diciendo que una persona que nunca jugo – en este caso hago referencia al futbol porque Cuqui era un apasionado de ese deporte – no puede llegar a hacer algo más dentro de una institución…Podemos pensar que esta fue una excepción, pero de las lindas eh. Imagino que todo hincha quiere que en su club haya personas que sientan la camiseta como uno la siente, que muestre su pasión y quiera lo mejor para el club. Puedo seguir agregando más cosas a este párrafo pero prefiero no extenderme tanto en esto. No quiero desviarme de aquello que despertó esa cierta curiosidad en mí; ¿Cómo fue que paso?, que fue lo que hizo que el Cuqui se relacione tanto con Federación. Se sabía que él era un apasionado, y esa podía ser una de las tantas razones por el cual decidió relacionarse tanto en este círculo. Igual, estaba casi segura de que había algo más.


Su hijo mayor se llama Claudio. En la época del ’80 jugaba al fútbol en Federación; era arquero. Jugo tiempo en División Reserva y pudo jugar algún que otro partido en Primera División. Esta, era otra razón por la que Cuqui habría decidido entrar en este círculo directivo… Y aunque él quisiese alejarse, no iba a poder. Con el paso del tiempo, iban apareciendo cosas en el camino de “Cuqui” que seguían sujetándolo con el querido CAF. Tal es así, que al tiempo Hernán, su hijo varón más chico, comenzó a tener la edad para arrancar práctica, pero se encontró con un problema. Federación no contaba con todas las categorías en inferiores- en ese entonces solo había 7ma, 8va y 9na –por lo que este fue, otro de los motivos por el cual “Cuqui” no se pudo desprender. Él, junto a otros padres que también tenían hijos con la edad de Hernán, se organizó y así comenzó con el fútbol infantil. Es ahí donde me doy cuenta que no estaba equivocada con pensar que había algo más, que no era solo la pasión que le había trasmitido su padre junto con su tío lo que habían hecho que Cuqui se relacione tanto al club, sino que también fueron sus hijos varones, aquellos que les gustaba el mismo deporte que a su papa, los que le dieron motivo para continuar y nunca parar.


“Norman era un espectador que se lo encontraba normalmente en los partidos de fútbol. En la Liga aparece más o menos en la década del ’80. Empieza a trabajar en Federación; en el fútbol mayor y también con los más chicos. En los años que estuvo dentro del club trabajando siempre demostró un gran entusiasmo. Vivía y se desvivía por Federación. Dedicaba gran parte del día y todos sus conocimientos para el fútbol. Era un ferviente admirador del fútbol”. Miguel Esteban Vinzia, Secretario de la Liga Interprovincial.


Cuqui fue una persona que nunca camino solo. Siempre lo hizo acompañado…Para uno, la familia es fundamental. Es el sostén de todo lo que hacemos y decimos. Es aquello que siempre va a estar acompañándonos, ya sea en momentos buenos, como no tan buenos. Es aquello que hace que lo difícil, no se nos haga tan difícil. Es por eso, que nada de lo que uno hace sería lo mismo sin la familia. Cuqui, aquel apasionado por el ranero, fue alguien que desde el comienzo de toda esta aventura como directivo priorizo al club, pero sin alejar a su familia, todo lo contrario. ¿Cómo? Se preguntaran más de uno… Cuqui integro a su familia en este mundo; su mama Catalina, su mujer, su hermana Graciela, sus hijos; Claudio, Hernán y Verónica, y seguramente habrá algún que otro familiar que no se salvó de hacer algo por el club: lavar camisetas, albergar a jugadores, elaborar comida para vender, entre otras más.


“Los jugadores una vez que terminaban los partidos devolvían las camisetas. Las lavábamos y las preparábamos para el próximo encuentro. Si había alguna camiseta que faltaba “Cuqui” miraba su número, recordaba quien la usaba y nos mandaba a pedírsela, así no se perdían…” Clide, su mujer.


Los hijos de Cuqui y Clide eran apasionados por el fútbol desde chico. Así como a ellos, en su infancia, les enseñaron a querer estos colores, no dudaron en hacer lo mismo. “¡Cuqui, si cualquiera de nuestros hijos se hace una muestra de sangre le va a salir azul!” me expreso Clide en una de las tantas charlas que tuvimos; y eso era algo que en reiteradas ocasiones le decía a su marido haciendo referencia a esto que conté en líneas anteriores, claro.

Entre charla y mate, Clide sonríe. Le pregunto ¿Qué paso?, imagine que algún recuerdo se le vino a la mente. “Cuando Cuqui tenía que hacer cosas del club lo hacía sin importar el momento. Primero eso, después todo lo otro; una noche Cuqui tenía que armar el Mundialito de Alianza con Delfor Bartomucci – organizador del torneo en aquellos tiempos - y Verónica, nuestra hija, se molestaba. Me decía: ¡mama, otra vez papi viaja por cuestiones del club!…el tema era que ella iba a la escuela a Firmat y la única combinación de colectivo para volver a casa la tenía tarde. Había que ir a buscarla” y entre risas asienta con la cabeza dándome a entender que así era siempre.


Seguimos conversando. Alguna que otra anécdota nueva aparece en la mente de Clide y me la cuenta. Ella ríe y a la vez se emociona. Son recuerdos que difícilmente se puedan borrar de su mente y de su corazón. Me pasa que cuando ella habla, escucho y me concentro. No solo en las palabras que salen de su boca, sino también en sus gestos. Aunque es clara al hablar, entre líneas se pueden leer algunas cosas más…Hacemos una pausa, Clide aprovecha y calienta el agua; por supuesto que el mate es una costumbre tan hermosa que acompaña tanto a la soledad y como en este caso, las charlas interminables. Dejamos las anécdotas atrás y hablamos de Cuqui y su nieto Matías, el hijo mayor de Verónica. “Mira, una mañana Cuqui me pide que me comunique con Ángel Piermattei – presidente en aquellos tiempos del fútbol infantil - y le pida el pase de Mati para que pudiese jugar en San José” me dice Clide y enseguida agregó “eso para él fue como un puñal. Le dolió mucho, pero se hacía imposible que viaje todo los días a entrenar”. No hizo falta que Clide lo aclare. Entre líneas pude leer que uno de los deseos que tenía Cuqui era que su nieto juegue en Federación. Y estoy segura que su mayor deseo era verlo dentro del campo, defendiendo los colores azul y blanco. El tiempo paso, por cosas de la vida Cuqui no lo pudo ver, pero aquello que deseo con el corazón un día se cumplió. 2 de marzo de 2014; ese día fue el debut de Matías Breccia con la camiseta del equipo ranero. “Cuanto orgullo y emoción habrá sentido desde donde este” me expresa con lágrimas en los ojos, Verónica. No tengo dudas de que sí. Desde aquel lugar, allá desde arriba, no lo habrá visto es verdad, pero si habrá disfrutado de todo ese año que su nieto estuvo en el club que él tanto amo; su juego, sus victorias, sus derrotas, sus momentos…


“El fútbol tiene esas cosas, había que buscar otro rumbo y apareció Federación. Con más dudas que certezas arme el bolsito y partí para allá sin saber que estaba tomando una de las mejores decisiones de mi vida. Uno de los momentos más emocionante que me tocò vivir ese año fue el clásico en el “Norman Enrique Montehciari”. Llego el domingo y la hora de entrar a la cancha, de la mano con mi primito “nico”, su otro nieto, y a correr. La foto, el recibimiento, todo. Pero no sé si el tema más importante era eso, creo que era mirar para el tejido donde estaba toda su familia. No se veía muy seguido que este toda la familia reunida en la cancha, porque para ellos y para todos no era fácil convivir con el recuerdo de él, y menos en la cancha donde el siempre estaba. Inconscientemente lo había logrado. La familia estaba reunida. Fue increíble. En ese momento me permití creer que él lo estaba viendo y me sentí feliz…”


Cuqui, sembró cosas en su ciclo, de las cuales muchas de esas cosas no las pudo cosechar. ¿Por qué? Porque el destino de la vida le quito esa posibilidad. Así como no pudo ver a su nieto jugar en la Primera División de su querido ranero, tampoco pudo ver a aquellos niños que dieron sus primeros pases con la pelota en la cancha del “Fede” y que con el tiempo los dieron en las canchas profesionales del fútbol argentino y del mundo. Aún sostengo que lo disfrutó desde donde quiera que este hoy. ¡Qué jodida es la vida a veces!, ¿no?, Cuqui nunca dejo de estar para Federación. Paso adversidades. Muchas diría, pero sin embargo nunca dejo de estar. Siempre firme con sus ideas, sus inquietudes, sus deseos, sus ilusiones. Si no conoces en profundidad esta historia y lees o escuchas hablar de Cuqui y el CAF pensaras que su familia junto con su amado club era su cable a tierra. Era aquello que lo hacía mantener vivo con ganas de seguir ganándole, día a día, al dolor de esa enfermedad maldita. Y te puedo asegurar que sí, así era. Tres años convivió con un dolor que aumentaba con el paso de los días. Sufrimiento y lucha por estar mejor y vencer esa enfermedad. Así imagino esos tres años de Cuqui…Mientras escribía este relato, me di el gusto de hablar con varias personas que habían sido parte de su vida; ya sea en los distintos ámbitos de la vida, y todos coincidieron en que era un tipo optimista. Rara vez veías a Cuqui negativo, inclusive cuando algún problema se presentaba, él era de esos tipos que le buscaba la vuelta para solucionarlo. Siempre con una mirada positiva para ver las cosas.


“La verdad que uno lo extraña, no se olvida. Son de esos dirigentes que han marcado un camino. ¿Cuánto más fácil sería si en cada club de esta liga hubiera cuatro o cinco Cuqui? Sería mucho más digerible todo. Ellos le buscaban la vuelta”. Miguel Esteban Vinzia, Secretario de la Liga Interprovincial.


No me quiero extender tanto, prefiero volver a lo que estaba…En más de una oportunidad me han dicho, “Cuqui se desvivía por Federación”, y resulta que así era. Cuando el dolor le ganaba, sacaba fuerzas de algún lugar y seguía ocupándose de sus responsabilidades, entendiendo en su interior, que esa fuerza se debilitaría con el correr de los meses. Tal es así, que días antes de comenzar el invierno, se encontró vencido, sin nada más que hacer. Solo había que esperar…24 de Junio de 2002; día en el que Cuqui emprendió un viaje sin pasaje de vuelta.


Qué difícil es olvidar. Se hace imposible borrar el dolor, imposible borrar cada cosa que hizo Cuqui por su querido Federación. A veces uno decide dar sin pedir nada a cambio. Y decide hacerlo porque quiere, porque así lo siente. ¿Un ejemplo? Cuqui. Él se metió en el fútbol porque lo consideró; el club no tenía algunas categorías en divisiones inferiores y se involucró; más allá del motivo principal, se reunió junto a otros padres para empezarlo y siguió ligado al club hasta el último día; y lo hizo sin pedir nada. Volcaba todo su tiempo en el club; la sede era como su segunda casa. Si en el día no hacía algo relacionado a Federación, yo creo que estaba incompleto. Esos colores lo hacían sentir entero, feliz. Y resulta que fue tanto lo que Cuqui se movió por el fútbol, que pensaron en una manera para devolverle algo de lo que él había dado. Una noche, en una de las salas del CAF, un grupo de personas que pertenecían en aquel entonces a la comisión directiva coincidieron en ponerle “Norman Montechiari” al predio deportivo. Esa decisión conjunta, si bien en el acta se oficializo el 5 de mayo de 2009, se dio a conocer públicamente el año anterior, en 2008, cuando el Club Atlético Federación festejaba su aniversario Nª 80. “Eso me tomo por sorpresa, no me lo esperaba” se expresó Clide con lágrimas en sus ojos aquella tarde que llegue a su casa para contarle que iba a escribir un relato sobre su amado Cuqui.


Virginia Magi

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