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Foto del escritorVirginia Magi

¿Estamos preparados para que nos arrebaten la ilusión de la manera que se nos la arrebato?



El tío Alfredo, hace unos meses atrás, había leído que la ilusión era como un cristal. Y eso, lo llevo a aconsejar en los días de partido, que uno a la ilusión, la debe cuidar.


El tío Alfredo, sostenía, que todo hincha que tenga una ilusión, debía compartirla solo con aquellos hinchas que compartían esa misma pasión. Ese mismo amor. Esa misma ilusión.


El tío Alfredo no se cansaba de aconsejar que cuiden esa ilusión, que no dejen que nadie se las arrebate.


Por lo general, el hincha de fútbol, sabe que no siempre se puede ganar; que a veces toca empatar y otras, perder. Y esta consiente, que cuando de instancias finales se trata, – donde los partidos son de ida y vuelta –, solo hay lugar para uno en la próxima fase.


El hincha, en su cabeza y en su corazón, sabe que “perder” está dentro de las posibilidades que tiene el fútbol. Y el saber que existe la posibilidad de perder – por un gol, dos o simplemente por esa maldita ventaja deportiva – no tiene el poder de destrozarles la ilusión en mil pedazos. Aunque duela mucho, por el deseo de pasar, de seguir en camino, de llegar a conseguir la gloria, la ilusión no se rompe. Y el hincha, en ese momento entiende que hay dos opciones; si toca perder, juntos se van a levantar. Y si toca ganar, juntos van a celebrar. Y que cualquiera sea la opción, a comienzo de un nuevo torneo, la ilusión volverá a renacer.


El tío Alfredo, el pasado domingo, fue a la cancha. Jugaba su equipo el partido de vuelta de cuartos de final. El resultado de ida, no había sido a favor del club del tío Alfredo, pero sin embargo, preparo el mate y fue camino hacia el estadio. Ilusionado. Confiado que se podía revertir la situación. Porque en definitiva, la ilusión, te lleva a creer que todo es posible.


A esa altura del partido, el tío Alfredo, se mostraba ilusionado. No temía que la ilusión se termine, porque entendía, como todo hincha, que perder, estaba dentro de las posibilidades. Y que al fin y al cabo, cuando arranque el próximo torneo, volverá a contar con esa ilusión.


Pero lo que nunca se le cruzo por la cabeza al tío Alfredo, era preguntarse, si el hincha estaba preparado para que le arrebaten la ilusión dejándolo sin reacción. Y eso que Alfredo siempre decía; ¡el fútbol, a veces, es jodido y el hincha lo sabe!


Minuto 94. Y el equipo del Alfredo buscaba el gol que le de la clasificación. Faltaba solo un gol. Y llegó; córner, cabezazo del central y golazo…. El tío Alfredo, el que estaba al lado y todos los hinchas que habían asistido ese día en la cancha gritaron y se emocionaron. ¡Habían revertido la serie! Hasta que a los pocos segundos, el juez del encuentro, anula ese gol.


Ya las lágrimas del hincha no eran de emoción, sino de dolor. Otra vez, como hace un par de años atrás, les habían arrebatado la ilusión. Esa opción no estaba dentro de las opciones que entendía el hincha. Perder así, de esa forma, no. Y eso, tuvo el poder suficiente para destrozarles la ilusión en mil pedazos.


Los minutos pasaban y el hincha seguía estando en la cancha. Intentando encontrar alguna respuesta a lo que paso. Y ahí también estaba el tío Alfredo, sentado en uno de los bancos de cemento cerca al vestuario, decepcionado. Preguntándose lo que nunca antes se había preguntado; ¿el hincha está preparado para que le arrebaten la ilusión de la manera que se les arrebato?


Virginia Magi

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