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Foto del escritorVirginia Magi

Eso es, Villarreal.


(villarrealcf.es)


La ilusión de todo un pueblo.


- ¿Puede una derrota saber a victoria?


Javi, desde hacía ya un tiempo, se venía haciendo esa pregunta por las noches. ¿Puede una derrota saber a victoria? El consideraba, desde la ingenuidad de niño, y desde la perspectiva que tenía sobre el fútbol, que sí. Que se podía. Entendía, o se convencía, de que no todas las derrotas saben a derrotas, que algunas, dependiendo el contexto, el momento, el camino, sabían a victorias. Y hasta consigo podían traer, incluso, historia.


Transitaba el mes de febrero y en Europa la Champions League, de las competencias más importantes y anheladas por los equipos en el mundo, daba inicio a su tramo de instancias finales. Villarreal, el equipo del cual era hincha Javi y del cual su abuelo Tomé era ya socio vitalicio, honrado y amante del cuadro que lo vio – prácticamente – nacer, comenzaba su aventura enfrentando, ni más ni menos, que a Juventus.


- Oye, Javi, prepárate que nos vamos a casa. Hoy jugamos contra la Vecchia Signora.


- Con gusto, abuelo.


Cargados de una ilusión a la que cuidaban como si fuese el cristal más preciado, ambos, junto a sus amigos, y junto a Villarreal, partieron rumbo a una aventura que, sin saberlo aún, iba a tratarse de la mejor aventura de su vida.


- Este empate a mí me da ilusión para la vuelta, abuelo. Confieso. No sé a ti, que tiene más experiencia y quizás sepas más de esto que yo, pero me da ilusión. Entre nosotros, me da ilusión…


Tomé no dijo nada. Solo sonrió. Aquel silencio y aquella sonrisa mientras caminaban de vuelta a casa dejaba entrever que a él también le daba ilusión. Y mucha.


- Pero qué va, abuelo, le marcamos tres en su propia casa y nos vamos rumbo a Alemania. Viva el Villarreal. Y esta ilusión que crece por dentro a pasos agigantados.


Villarreal había goleado a Juventus en Turín, no fue sorpresa, o tal vez si lo fue para aquellos ajeno al deseo y al sentir de este equipo español que, en silencio y en las sombras de las grandes estrellas, se hacía aún más fuerte. El Villarreal había mostrado un convencimiento y unas ganas que hacía que su afición crea, crea mucho, y el resto esté atento. El submarino amarillo navegaba con firmeza y no tenía intención alguna de parar.


- Amigos, que esto es una locura, que le acabamos de ganar en casa al mismísimo Bayern Múnich, ¿Cómo hago para no creer? Estamos vivos, la ilusión nos mantiene vivos. Pintemos de amarillo el Allianz Arena, joder…


El equipo del abuelo Tomé había dado el primer golpe. Aunque con equipos como el Bayern nunca hay que relajarse, no es lo mismo ir a su propia casa con ventaja en el marcador que ir igualado, o en desventaja, por más mínima que sea. Lo sabía el abuelo, Javi, y los muchachos. También la afición.


(Minuto 53, Robert Lewandowski pone el 1 a 0 del partido e iguala la serie)


- ¡Vamos Villarreal! ¡Si se puede!


(Minuto 88, Samuel Chukwueze iguala y deja al submarino amarillo arriba en la serie)


- ¡Vamooooos! Venga, amigo, abracémonos hasta que el árbitro pite el final. ¡Que locura, por favor!


A Múnich habían viajado Javi y sus amigos, sin el abuelo, que por una cuestión de salud (nada grave, por suerte) había tenido que quedarse en casa, con María, su mujer y compañera de tantas aventuras, disfrutando y emocionándose con su equipo a distancias, soñando…


- Abuelo, que ha sido una locura lo que se ha vivido en el Allianz Arena. Lo esperábamos y a la vez no, porque entendíamos, y aun entendemos, que está la posibilidad de que el rival acierte más que nosotros. Sabemos que nos enfrentamos a los mejores. Y mira que cuido la ilusión, eh, la cuido como nuestro cristal más preciado, pero está a punto de salir. Y ahora, que nos vamos rumbo a Liverpool, me da la sensación que si sale a la luz esta ilusión que nos mantiene en pie, pase lo que pase, no se va a romper en mil pedazos. Abuelo, estamos en semifinales de Champions League, ¿te lo crees?


- Estamos aquí, llegamos hasta aquí, por esa ilusión, mi chaval querido. Una ilusión que nos mantiene en pie, en camino. Una ilusión que nos llevó a creer. Creer en nosotros mismos. En el destino. En las imposibilidades que, según algunos, tiene la vida. Esta ilusión, muchachito, nos mantiene vivos, todo el tiempo. Y eso, a esta altura, pase lo que pase en esta instancia que se avecina, no se va a romper. Va a seguir estando ahí. Porque cuando uno entiende, por más ilusionado que este, que existen otras posibilidades, ya esa ilusión puede dejarse ver. Salir de su escondite. Y tú lo entiendes. Los muchachos lo entienden. Déjenla salir. Sueñen, sin miedo.


- Cuanta verdad, abuelo. Y es que pienso, al igual que vos, que los sueños están hechos para hacerse realidad. ¡Nos vamos a Liverpool, prepárate!


El abuelo Tomé sabía lo que decía, y también sabía que lo que dijo, lo dijo en el momento justo. Liverpool es, hoy en día, de los equipos más bravos e intensos. Un equipo que no te deja ni siquiera pestañar. En su casa, Klopp y su gente, se harían fuerte. Ninguno lo ignoraba.


- Sea cual sea el resultado de hoy, Javi, muchachos, prométanme que van a disfrutar. ¿Si? Semifinal de Champions, ante Liverpool, en Liverpool, ¿Qué más? Disfruten. De aquí en más, cada minuto que pasa, cada jugada, cada grito, disfrútenlo.


- Quédate tranquilo, abuelo. Estamos disfrutando de cada una de esas cosas desde hace ya rato...


La ida en Liverpool no fue la que el hincha ilusionado de Villarreal esperaba. Fue derrota por 2 – 0, pero, aun así, la fe estaba intacta y la ilusión más entera que nunca. Era cuestión de creer. Creer en ellos. Creer de la misma manera. Creer como siempre.


(primera parte del partido de vuelta, Villarreal, España)


- ¿Cómo no voy a creer en este grupo de muchachos que salieron al campo a demostrarnos que respetan y quieren tanto a estos colores como nosotros? Vaya primera mitad, chavales. Vaya primera mitad. Venga otro abrazo, abuelo. Dale…


Villarreal ganaba 2-0. Ganaba bien. Estaban con confianza y con una convicción que madre mía. Saltaron al campo con el objetivo de adueñarse de la primera mitad y eso fue, justamente, lo que hicieron. Mismo convencimiento, mismas ganas, mismos deseos. Sin relajarse, porque como dice el abuelo siempre, lo peor que le puede pasar a un equipo es relajarse. Un rato de descanso, y de nuevo a sufrir, porque de eso también trata el fútbol y la vida…


(segunda parte, Liverpool impuso su jerarquía y se quedó con el boleto a la final)


- Qué cerca estuvimos, abuelo, ¿no crees? Me apena porque este grupo merecía una sonrisa más, pero, aun así, confieso, estoy orgullo de ellos, de nosotros como afición, de mi Villarreal.


- No siempre se da como uno quiere que se dé. Quédate con todo el camino recorrido, que fue mucho, y muy bueno. Quédate con las sonrisas de tus amigos y aquellos abrazos cargados de emoción. El fútbol suele darnos nuevas oportunidades, no lo olvides.


El submarino amarillo navego en un mar lleno de emociones. Navego con firmeza, con convicción, con el deseo de llegar a ser.


- Sabes abuelo, esto para mí no sabe a derrota, el hincha de Villarreal bien sabe que esto que vivimos, y lo que venimos viviendo todo este tiempo, nos lleva a sentir que esta derrota sabe a victoria. Hicimos historia. Y todas esas noches que me preguntaba – una y otra vez – si había derrotas que podían saber a victorias, hoy al fin, encuentro respuesta. Fui testigo que no todas las derrotas saben a derrotas. Y que algunas pueden, incluso, traer consigo historia.


- Creer en nosotros mismos nos llevó hasta lugares (casi) impensados. La ilusión de pertenecer y seguir nos mantuvo, y aun nos mantiene, vivos. Vivimos a base de ilusión, de sueños, de deseos. Eso somos, chaval.


Eso es, Villarreal.



Virginia Magi

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