El lugar de todos

En el campo de los sueños

Hay pibes que encuentran su lado mejor

"Tal vez no sea imposible aprender a dar un abrazo de gol”

Agosto, 2014

- Mira ese lugar, hermano. Míralo, que lindo seria poder hacer algo ahí…

Chubi es de esos tipos soñadores, optimista. No importa cuántas veces la vida lo golpee, él va a estar ahí, levantándose como si fuera una pelea de boxeo que tiene un round más. Se levanta y pelea, por la familia y por ellos, los más chicos.

- ¿Cuál Chubi?

- Ese que está ahí, al lado de la Capilla Sagrada Familia.

Hace cinco años atrás Chubi sintió que debía hacer algo. No sabía qué, pero si sabía que tenía que ser algo relacionado con los más chicos y el fútbol.

Un lugar que sea solo de ellos, que los vea felices y los saque – por un rato – de la realidad del afuera.

Crear un lugar en donde jugar a la pelota, divertirse y sonreír, sean cosas esenciales de ese proyecto pensado.

Un lugar que nos haga mejor persona y nos invite a soñar todo el tiempo.

Estaba casi todo, solo faltaba una cosa.

- Tenemos el lugar, hermano. ¡Lo tenemos!

Ahora sí, no faltaba nada. Ese espacio vacío iba a estar repleto de chicos llenos de sueños. Jugando y divirtiéndose. Regalando sonrisas, gambeteando al destino.

Calle Magaldi 2346, Casilda, Santa Fe.

El proyecto tenia nombre: “El Potrero”. Y también, espacio propio.

Los terrenos vacíos, a veces, suelen esconder mucha felicidad detrás. Solo, se debe encontrarla. Lo que hizo Chubi con su gente más cercana fue eso. Busco, encontró y creo un campo de sueños.

Él sabía que eso le iba a dar alegría a los chicos, pero lo que no sabía, era que ese campo de sueños se convertiría – con el tiempo – en una puerta llena de posibilidades.

Agosto, 2015.

Pasaron cinco años, ¡cinco!, y “El Potrero” sigue siendo ese mismo lugar de encuentro. Es como si nada hubiese cambiado, como si el tiempo se detuviera ahí, en ese espacio rectangular rodeado de árboles verdes.

- Es todo tuyo Chubi, disfrútalo.

- No, hermano. “El Potrero” es de todos.

Chubi mira asombrado todo lo que lo rodea y se emociona. No puede creer que día a día, aquella idea que nació para que los pibes no estén tanto en la calle y puedan soñar, crezca a pasos agigantados. Mira y busca una explicación. No la encuentra pero igual sonríe.

Sabe, aunque no lo diga, que en la vida hay lugares que tienen magia. “El Potrero” la tiene. Y quizás, esa sea la única explicación a su asombro.

Virginia Magi