A veces nos seduce, nos acerca hasta eso que deseamos, para luego alejarnos de un sopetón, dejándonos sin reacción, sin palabras, con muchas dudas y una mezcla de sensaciones que con el tiempo no se pueden explicar. Y otras veces, nos hace sufrir pero nos recompensa al final. ¿Es el fútbol o el destino?
El fútbol es emoción. Es momento. Es como estar arriba de una montaña rusa donde los sentimientos son difíciles de contener.
Hay uno que gana y otro que pierde. No siempre complace a todos. No quiere. No puede. Y a veces, es tan jodido, que se empeña solo con uno. Se vuelve renegado, porfiado. No importa cuánto sacrificio y esfuerzo haya hecho esa persona (o familia) para llegar, es el fútbol y el destino, en definitiva, quienes tienen la última palabra.
A veces, el fútbol se desencuentra – por un rato – con el propio destino y te acerca nuevas oportunidades. Es momento de aprovecharlas. Creer que esta vez, sí. Estar convencidos y convencer al destino que esta tiene que ser, que no se puede escapar. Por uno mismo, por la familia y también por el hincha.
Dicen por ahí que la tercera es la vencida. Pero no siempre es así. Quizás, sea la cuarta, la quinta… Quizás el fútbol, espere el momento justo para que eso suceda. Tal vez, a pesar del desencuentro con el destino, haya un poco de complicidad. ¿Quién lo sabe?
Cuatro años tuvieron que pasar para que, finalmente, el destino se convenza de que esta vez, sí. ¿Por qué ahora? Quizás, porque el fútbol espero el momento oportuno. Quizás, el hecho de que el más chico de la familia forme parte del plantel que recorrió tantos kilómetros en busca de esta copa, lo llevo a creer que tenía que ser la vencida.
Bastante jodido había sido el fútbol y el destino en estos últimos años con Rosario Central y la familia Becker. Y como no podía ser de otra manera, siéndole fiel a su estilo, ambos se las ingeniaron para hacer sufrir – ¡y mucho! – a todos, recompensándolos al final del camino, por suerte.
Central fue campeón y un Becker entró en la historia grande del club.
¿Es el fútbol o el destino? Supongo que en el desencuentro hay un poco de complicidad.
Virginia Magi
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