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Foto del escritorVirginia Magi

El deseo del corazón


Siempre encuentro un momento para pedirles a mis viejos que me cuenten alguna de mis historias favoritas. Ya sea la del equipo del 87 o la del equipo del 89; ambas tienen que ver con Federación. Nunca me canso de escuchar alguna de esas historias. Me gusta imaginar que eso también podría pasarme a mí. Es como una especie de deseo lo que siento cada vez que mi viejo o vieja la cuenta. El deseo de que eso se repita, y sea yo quien la pueda contar. Poder vivirla.


A veces deseamos cosas que solo otras personas lo pueden cumplir. Tenemos un sueño. Podemos colaborar desde nuestro lugar, pero sabemos que no lo podemos cumplir. ¿Por qué? Simplemente porque la vida, quizás, quiso que haya personas que se encarguen de cumplir el sueño de otras. Tal vez, sea una especie de misión. No lo sé. Lo que si se, es que este sueño, yo sola no lo podía cumplir.


Cada inicio de temporada tenía el mismo deseo: que Federación haga un buen torneo, clasifique a cuartos, luego a semis y después que pueda jugar la final. Y por supuesto; salir campeón… Y ahora que lo pienso bien, creo que ese era el deseo de todo hincha ranero.


Muchos dicen que si a las cosas la deseas con el corazón, no queda otra que cumplirse. Y creo que esa frase es demasiada certera.


Así como en cada inicio de temporada teníamos un deseo. También teníamos una ilusión. La ilusión en cada temporada era como un cristal; la guardábamos bien por miedo a que se rompa. Por miedo a que alguien nos la arrebate. Es que en todos estos años de cancha, eh visto como nuestra ilusión se rompió en muchas ocasiones. Por eso, creo yo, que por miedo a que eso suceda uno no muestra su ilusión a todo el mundo. Uno prefiere guardársela bien adentro, compartirla con los suyos, con los que sienten la misma pasión. Y al resto, mostrarle que si ven la realidad.


Era domingo por la tarde. Después de 11 largos años, Federación se encontraba jugando una nueva final. Ya a esa altura, aquel deseo estaba cerca y la ilusión era tan grande que ya no quería quedarse adentro. Quería salir. Al hincha ya no le importaba mostrar un poco la ilusión que tenía guardada a falta de dos partidos. Eso sí, la mostraba, pero la cuidaba. Nadie quería que el cristal se rompa.


Ese mismo domingo una nueva historia se sumó a la lista de favoritas. Ahora ya no eran dos, sino tres: el equipo del 87, el equipo del 89, y el equipo del 2017. Esta última a diferencia de las otras, es que yo la viví.


Y hoy puedo decir por primera vez: “somos campeones”.


GRACIAS FEDERACIÓN


Virginia Magi

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