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Foto del escritorVirginia Magi

Domingo 13 de enero de 2019.





El fútbol te regala días especiales. A veces, se la da por transformar un día común en un día que quedara guardado en la memoria de muchos. No importa si ese partido no fue la final del mundo, tampoco si no fue la final de una competencia importante. No importa si se trata de un simple amistoso de verano. Es un partido. Y como todo partido, aquel que lo juega, quiere mostrarse, quiere ganar.


Este domingo 13 de enero no fue un domingo más. El fútbol se encargó de convertirlo en un domingo especial, de esos en los que los protagonistas, la familia y el hincha, no lo van a olvidar.


Pablo y Diego son hermanos. Son pibes de pueblo. Llevan el potrero en la sangre. Jugar a la pelota es sonreírle a la vida misma. No importa cuántos golpes hayan recibido, ellos juegan y sonríen. La pelota no es culpable y no tiene por qué pagar el precio que impone el fútbol y su destino. Ellos lo saben bien.


Arroyo Seco. Predio del Club Atlético Rosario Central.


Era domingo a la mañana y la lluvia se hizo presente en Arroyo Seco. Ahí, jugaban el primer amistoso del día; Rosario Central – Belgrano de Córdoba. Ambos, con equipos alternativos. En el Canalla estaba entre el once titular, uno de los Becker, el del medio. El que regresó de su paso por Chile en busca de una nueva oportunidad.


Pelota parada para el local. Especialidad de los hermanos Becker. Pablo acomoda la pelota. Si no entra en el ángulo no vale. El Pirata saca del medio segundo después. Golazo.


Ganó el Canalla. Fue 1 – 0 con una exquisitez convertida por el Becker del medio.


Gigante de Arroyito. Estadio del Club Rosario Central.


Cayó la noche en la ciudad de Rosario. El estadio, con el correr de los minutos, comenzó a sentir el calor y el color del hincha. En las tribunas había trapos azul y amarillo. También, celeste y blanco.


En esta ocasión, en el Gigante, jugaba el primer equipo con algunas bajas; Rosario Central – Belgrano de Córdoba. Aquel que se quedaba con la victoria en los 90’, se llevaba la copa a casa. En caso de que haya empate, se definía desde los doce pasos.


Uno de los Becker integraba la nómina de jugadores concentrados. El entrenador había dicho en la semana que iba a tratar de que la mayoría jueguen un rato. Diego iba a jugar. Estábamos convencidos de que iba a entrar un rato.


Comienzo del complemento. El más chico de los Becker a la cancha para jugar los 45’ restantes. Se le tenía que dar a él también. Una le tenía que quedar.


Última jugada del partido. Diego le marca el pase al compañero y recibe, controla de zurda y la pincha sobre el arquero rival. Si no entra al ángulo no vale. El Pirata vuelve a sacar del medio. Golazo.


El Canalla cayó en los penales. El resultado es anecdótico.


Domingo 13 de enero de 2019.


El fútbol quiso que no sea un día más. El fútbol quiso que ese domingo, sea el domingo de los Becker.


Virginia Magi


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