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Foto del escritorVirginia Magi

18/12, estaba escrito.


Aun pienso en aquella Virginia de unos cuatro años atrás, en las charlas futboleras que teníamos, en las previas de cada juego… Pienso, también, en aquella Virginia niña, y no tan niña, que soñaba con que su selección gane un mundial para así poder abrazarse, los tres, al grito de “¡somos campeones!”, como aquel post partido en el Maracaná contra Brasil.


“Uno siempre vuelve a los sitios donde amo la vida” dice una canción de Mercedes Sosa.


En este mundial volví mucho a esa niña, a la que miraba resúmenes de mundiales con su viejo, a la que preguntaba, a la que debatía creyendo – por momentos – saber más de futbol que vos, Edgardo, que era imposible. Con la que cruzabas una sonrisa cómplice en cada jugada magistral de Leo. Con aquella niña, y no tan niña, que te pedía que le cuentes historias (y andanzas) del Diego en el fútbol. Y tantas otras cosas más. Hay tanto, tanto, pero tanto… En este mundial volví mucho a aquella niña, adolescente, adulta. Cada partido que la selección jugaba regresaba, una y otra vez, a esa Virginia. Era mi refugio, donde de a ratos me desahogaba. En cada grito de gol, en cada entrega, en cada emoción que estos pibes nos regalaban, sentía que una parte de toda esta película, te pertenecía. Era tuya.


Estaba escrito. Te aseguro que estaba escrito por el mejor de los guionistas. Siempre sufrí en los partidos, si no sufrimos, es como que no se llegase a disfrutar como uno tiene que disfrutarlo. Pero me paso algo extraño, tenía un convencimiento que pocas veces tuve. Sufrí, sí, pero con la tranquilidad de que ese sufrimiento iba a pasar. Y mierda si paso.


18/12, ¿casualidad? No. Desde aquel día en que se supo que el destino de esta copa del mundo era Qatar y que se iba a jugar en una fecha atípica, nos convencimos los tres que podía ser el mejor regalo de cumpleaños para mí.


El primer día de esta aventura escribí que Qatar 2022 me resultaba extraño, pero al mismo tiempo me encontraba ilusionada. De momento a otro me faltaba el pilar más importante al comienzo de este sueño. Una parte del ritual de todos los partidos. Quise ocupar tu lugar, pero en la primera perdimos 2-1 contra Arabia. Ahí entendí, que cada quien debía seguir estando donde siempre estuvo. Respetando una especie de cábala al cual todos nos aferramos para creer un poco más. La final caía domingo 18. Todo estaba escrito. Nada podía fallar esta vez. ¿Qué iba a fallar? ¿vos? Si jamás lo hiciste.


Somos campeones del mundo, viejo. La vida quiso que así sea. Y al final de todo comprendí que aquel convencimiento tenía que ver con el regalo que vos tenías guardado para mí. Para nosotras.


Cierro los ojos y nos encuentro a los tres abrazados. Es inevitable, los ojos se me llenan de lágrimas.


Gracias por este cumpleaños con sabor a gloria eterna. Sé que estas feliz.



Virginia Magi

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