Muchas veces el jugador busca al destino y otras, el destino al jugador, como le paso a Brian Calabrese, quien sin haberlo imaginado el presente lo sitúa a 14 mil kilómetros de distancia. Al otro lado del mundo.
Omán, destino casi impensado por su ubicación, ¿se te cruzo por la cabeza que podía llegar a esperarte un destino tan lejano?
El futbolista nunca sabe en el lugar o en el país que le puede salir una posibilidad, pero esto de jugar en Omán me sorprendió, en el momento que lo llamaron a mi representante no tenía idea de donde era el lugar, lo tuve que buscar para informarme bien de donde es que venía.
¿Qué es lo más extraño de la Liga Asiática?
Lo que más me sorprende, llama la atención, es la forma en la que encaran los partidos, con la relajación que los afrontan, como que no viven el fútbol de la misma manera que lo vivimos nosotros en Sudamérica. Si bien esta liga no es la liga más fuerte de Asia, hay muy buenos jugadores, la mayoría de los equipos cuentan con jugadores de la selección de Omán, es decir que el nivel de fútbol es bueno.
El argentino de por si es muy apasionado, inclusive se caracteriza en el mundo por su pasión en este ámbito, imagino que la forma de ver y consumir fútbol allá es muy distinta…
Si, lo es. Y más que nada en la gente. Acá, la gente lo vive tranquila, sin euforia, en cambio en argentina todo lo contrario, son mucho más apasionados.
Para la gente que no sigue o nunca siguió la liga asiática, contémosle como es el formato de competencia.
El formato de competencia se basa en dos rondas. Nosotros arrancamos a jugar el 15 de septiembre. La primera ronda finalizo el 29 de diciembre y el 4 de enero arrancamos la segunda, que para decir verdad, lo hicimos de la mejor manera, con una victoria. Y en abril se jugaría la última fecha de la temporada. Desde lo personal estoy muy contento, jugué las 12 fechas de la primera ronda e hice cuatro goles y dos asistencias, eso me hace sentir bien y cómodo. Y a su vez, afrontar esta segunda parte con las mismas ganas, con nuevos objetivos, dando lo mejor de mí.
¿Cómo es la previa y el post de un partido en Omán?
La previa de los partidos acá se viven con muchísima tranquilidad. Es un fútbol que se juega sin presión, imagínate que jugamos el clásico y en el estadio había 200 personas. Es un fútbol lindo y sin presiones.
Y en cuanto a la derrota, ¿el hincha lo asimila de una manera más tranquila?
Si, ni hablar. Si bien a algunos les molesta y mucho, normalmente no pasa nada. Para mí, el hincha argentino es único en el mundo. Comparándolos con los de acá son el agua y el aceite, completamente diferentes. Y en caso de que nos lleguen a insultar, te digo la verdad, no entiendo nada, ja. (Risas).
¿Qué te llevo a aceptar la propuesta?
La confianza que me brindo el director técnico fue lo que me llevo a definir la situación. Desde el momento en el que el representante del técnico llamó a mi viejo, me brindo mucha confianza desde lo futbolístico, que era justo lo que necesitaba y después el factor económico también influyó, ya que se trata del laburo de uno.
¿Lo tomas como un desafío?
Sí, porque es un lugar lejos, con costumbres muy diferentes a las nuestras. Desde que viene hasta el 16 de diciembre estuve solo, fue muy difícil, muy complicado, pero gracias a Dios, desde lo futbolístico, me fue de la mejor manera y eso termino siendo importante y fundamental para que uno se sienta con fuerzas y ganas de seguir.
¿Consideras que el futbolista necesita nutrirse de nuevos desafíos, salir de su zona de confort, para mostrar lo que puede dar?
Sí. En realidad, a quien no le gustaría vivir en su casa, con su familia, amigos, en su pueblo… pero a uno lo que lo nutre son los nuevos desafíos, los diversos objetivos que lograr. Si bien es muy linda la zona de confort, en mi caso, la elijo en vacaciones; ir a Arteaga, estar con la familia, los amigos, después en el año elijo estar lejos de esa zona de confort porque es justamente lo que veníamos hablando, uno se nutre de los desafíos que se les presentan en el camino.
¿Qué tan importante es conocer (informarse) sobre el lugar que durante meses será nuestro hogar?
Desde el momento que me dijeron Omán, al no tener idea, abrí el Google y empecé a investigar la ciudad, la cultura, sus costumbres, su forma de ser, que para decir verdad es algo muy diferente a lo que somos nosotros, a nuestros hábitos. Cuando llegue a Omán vi y aprendí muchas cosas, por ejemplo la forma de comer; ellos no usan tenedor ni cuchara, solo usan la mano derecha para comer. Como esas, miles…
¿Cómo te llevas con la adaptación al cambio?
En lo personal sufrí las primeras dos semanas, fue con respecto a la diferencia horaria, a la comida (que es muy picante), ya después con el correr de los días uno se va haciendo su hogar, se acostumbra. Me dieron el departamento, estoy bien, con mi novia nos sentimos cómodos. En cuanto a lo futbolístico, por suerte me fue muy bien y eso es fundamental en la adaptación.
Me da curiosidad la forma de comunicarte, ¿tenes algún traductor que te ayuda?
Comunicarse es muy complicado. Cuando vinimos éramos ocho, de los cuales de esos ochos, cinco ya se fueron, quedamos un brasilero, un nigeriano y yo… un poco con el inglés, otro poco con el portugués, es una mezcla de idiomas pero de esa forma nos vamos comunicando. Y la verdad es que me manejo más con señas que con el idioma.
¿Qué cosas extrañas de las costumbres diarias que solías tener acá?
Lo que más se extraña es la familia, los amigos, los asados, la carne (acá la carne no es buena), pero por suerte a mediados de abril ya vuelvo a andar por el pueblo.
¿Hablas seguido con tu viejo?
Mi viejo es un fenómeno. Hablemos de fútbol y de la vida. Me marca los errores, las virtudes, me dice todo. No se calla y no es de las personas que le gusta decir solo lo lindo. En si me marca más el error que la virtud pero es necesario. Mi viejo desde lo futbolístico me marcó un camino y uno aun lo está recorriendo.
Él estuvo en momentos malos, fue una de las muy, pero muy pocas personas, que confiaba – y aún confía – en mí. Estos últimos años no fueron buenos para mí desde lo futbolístico, uno sufría, y la familia siempre estuvo ahí, siendo el sostén para que pueda seguir con más fuerzas.
¿Qué dijo él, cuándo le contaste sobre la posibilidad concreta de ir a jugar al otro lado del mundo?
Si, y realmente no me olvido más. Era el mediodía del 18 de junio, vuelvo del gimnasio, mi viejo se ríe y me dice; “recién, recién, me llamo el representante del técnico diciéndome si no querías ir a jugar al Mirbat Sport Club de Omán”, cuando me dijo así pensé, “¿Dónde será Omán?”. En el momento le dije que sí, que iba, pero en el transcurso de los días se fue afirmando la posibilidad de ir y hasta el momento de la definición lo dude mucho, porque se trataba de un lugar lejos, con cultura y costumbres muy diferentes. Me mentalicé, armé las valijas y acá estoy.
¿Te aconsejó?
Me dio varios consejos, también su opinión, pero la realidad es que él no se mete en mis decisiones. Si bien me dice lo que piensa al respecto, es muy respetuoso. El y la familia siempre están bancándome en todo.
¿Qué (y cuanto) representa Alianza en tu vida?
Alianza vendría a ser mi segunda casa. Imagínate que nací y a los dos días estaba dentro de la cancha. Los mejores recuerdos de niños, el Mundialito… Representa mucho en mi vida. Es el club del cual soy hincha, ¡y es el único!, porque no soy ni de Boca, ni de River, de ninguno, solo de Alianza.
¿Es el lugar que siempre te vera volver?
Sí. Realmente, sí. En el momento que vuelva, será ahí. Los últimos seis meses antes de venirme acá jugué en el club, la pase muy bien, me sentí cómodo, era un lindo grupo… Justamente ayer hable con mi viejo, él sabe que a mitad de abril finaliza el año y me escribió, “mira que a mitad de abril te está esperando la camiseta de Alianza”. Las ganas del club, de volver, están siempre, pero uno tiene que hacer su camino.
Virginia Magi
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