Hay lugares en la vida que se sienten propios, aunque no lo sean. Lugares a los cuales pertenecemos por razones del sentir. Lugares que, en ciertos momentos, cuando el destino – o la vida – nos golpea de una manera sorpresiva, se transforman de inmediato en (nuestro) refugio. Donde nos sentimos a salvo, seguros. Y también felices.
¿Qué tienen tus estrellas? Miro al cielo y cada vez más bella.
Cada deseo que pido está en ti…
(Jarri sonríe, con los ojos llenos de lágrimas)
Jarri es un tipo sencillo. De esos que no necesita mucho para ser feliz. Basta con los amigos, con los suyos. Tipo futbolero y apasionado. El asegura que el amor por el club se lo heredo la vieja, y es justamente ese amor lo que lo lleva a ser quien es. Por las noches mira al cielo y se pregunta sobre las razones del sentir, como si ahí, en medio del silencio que lo sumerge en el recuerdo, encontrase respuestas. Siempre tiene a mano un lápiz y un papel para dejar guardado aquellas palabras que deja salir en las noches de insomnio. Contemplar las estrellas lo lleva a escribir, a expresarse. Encuentra ahí, la mejor manera de descargar lo que siente.
- Hubo noches en donde me he preguntado, más de una vez, qué es lo que hace que este lugar sea tan especial. Que es lo que tiene. Estoy convencido de que tiene que ver con las razones del propio sentir, que nos envuelve y sumerge en un vaivén de sentimientos que (nos) florecen dentro. El club siempre fue mi casa, vos lo sabes. Y tal vez, eso sea lo que lo hace tan especial. De seguro lo es. Si…
Cuanto misterio tiene este encuentro,
que es capaz de curar tanto mal…
- (…) Desde hace un tiempo no encuentro mejor lugar para estar que este. Cada rincón de esta Institución me recuerda a vos. Nos encuentra. Me hace bien. Y a la vez, me lleva a olvidar el dolor que me trajo hasta acá. Cada noche pido un deseo. Entre nosotros, siempre es el mismo. Y no es casualidad que los tenga a ambos; Independiente y vos. Me enseñaste a querer estos colores con el corazón, con todo mi ser. Forman parte de mí, de lo que soy. Mis deseos, hoy más que antes, se tiñen de rojo y negro, tal vez sea por el amor que me heredaste.
Aquel lugar que, en principio, se sentía como propio y al cual pertenecía por razones del propio sentir, se transformó con el tiempo en su mejor refugio. Jarri lo sabía.
- En las noches de insomnio el deseo de ser campeón se repetía. Sentía por dentro la necesidad de volver a emocionarme como en aquellos tiempos. De volver a sonreírte. Estaba convencido de que iba a suceder. Me basto con mirar al cielo. Empiezo a creer que vos, desde tu lugar, lo hiciste posible.
¿Qué tienen tus estrellas? Miro al cielo y cada vez más bella.
Cada deseo que pido está aquí…
- Somos campeones, vieja. La emoción me desborda. Sonrío. Y sé que vos también sonreís. Esto es por (y para) vos.
Virginia Magi
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