Y arranco finalmente Qatar 2022, el mundial más difícil de todos desde lo personal. Tengo ilusión, pero también - mucha - melancolía. Tengo alegría, pero al mismo tiempo un vacío inmenso que me sumerge en la nostalgia del recuerdo. De lo que fuimos. Y de lo que podíamos llegar a ser si la vida no se hubiese entrometido.
Sostengo que los sentimientos florecen, todo el tiempo, dejando en evidencia aquello que nos atraviesa el corazón. A veces, sin siquiera darnos cuenta de que eso está pasando…
Pienso, en aquella Virginia de unos cuatro años atrás, en las charlas futbolera que se daban en cada previa y post partido del mundial anterior con su viejo y en las preguntas constante de su vieja. En los disfrutes. Y en el sufrimiento que te dan las competencias así. Pienso, también, en aquella Virginia de hace un año atrás y la alegría de haber podido compartir con sus viejos el “dale campeón” de una Argentina que lo necesitaba y merecía más que nadie. Pienso en ellos, en lo que éramos juntos, y el corazón me estruje de tal forma que mis ojos se llenan de lágrimas.
Mientras pienso en todo aquello me convenzo más de que nada es casualidad. Alguien me dijo hace unos días que las casualidades no existen y que todo pasa por algo, tal vez, que los tres hayamos podido abrazarnos – y emocionarnos – después de aquella Copa América donde Argentina consiguió la gloria en el Maracaná, no fue más que una de las cosas hermosas que tiene esta vida inquieta y entrometida (a veces).
Qatar 2022, que mundial tan extraño. Y hermoso. Un mundial lleno de casualidades, y lo dice también Quilmes en su publicidad. ¿Quién te dice, ¿no? Por ahí, esta vida entrometida decide regalarnos algo este 18/12. Si, 18, hasta en eso. ¿Casualidad? Permítanme dudar. '18', que numero tan significante para mí, para nosotras…
Qatar 2022, ¿El último de Ángel? ¿El ultimo de Leo? Tal vez, no sé. Lo único que sé, es que es el primero sin el Diego. Y el primero sin mi viejo, lo más difícil de todos.
Que extraño me resultas, Qatar. Pero con cuanta ilusión me encontras.
Virginia Magi
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