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Foto del escritorVirginia Magi

“Me sigue gustando el fútbol que jugábamos nosotros”

Raúl Lissi supo turnarse para hacer feliz a su vieja y a su hermano. Consiguió la gloria absoluta con 9 de Julio y también grito campeón con Deportivo. Su carisma, lo llevo a ser el “loco” de la gente, aquel que con alegría solía regalarle al hincha un gol distinto cada partido. Disfruta de la familia, como así también las reuniones con los muchachos en el club. El “loco” Lissi, un tipo simple y feliz.


Raul Lissi

¿Quién es Raúl Lissi? Una persona alegre, común, que se sigue juntando con todos los muchachos en el club. Una persona feliz.


¿Por qué “Loco”? Me llamaron así en el club 9 de Julio, porque cuando jugaba siempre molestaba a los rivales, hacia bromas, cosas que otros jugadores por ahí no hacían; también por los goles distintos… Y me pusieron así, el “Loco” Lissi.


Contame un poco de tus inicios en el fútbol. Tenía 17 años cuando empecé a jugar al fútbol. Deje de jugar al básquet y me dedique de lleno al fútbol cuando me vine a vivir a Berabevu. Primero me fiche en Deportivo, porque fue el primer equipo del pueblo en entrar a la Liga; en la Institución jugué un año en mis comienzos y después pase a 9 de Julio.


Haciendo un repaso por tu carrera, me encontré con que tu época en 9 de Julio fue, tal vez, la más rica en cuanto a lo futbolístico. ¿Coincidís? Sí. Eh tenido una satisfacción enorme. En esa época, cada domingo después de haber jugado, nos juntábamos todos en el club. Lograr los tres títulos, ganar la Challenger y poder compartirlo con toda la gente y la familia, es algo que no se olvida.


¿Qué recordas? Recuerdo lo mejor. El otro día falleció un técnico que tuve; Omar Pinasco y eso fue algo que me cayó mal. Después el dejar ahí, tanta gente amiga. Yo voy a Berabevu y me siento como si estaría acá en Los Quirquinchos.


¿Imaginabas, allá por tus comienzos, ser parte de la historia grande de la institución “lanuda”? No. El deporte que hacia cuando llegue acá no era fútbol. Después apareció, vieron que tenía condiciones y entonces empecé a jugar en Primera. Pero no, nunca pensé alcanzar estos logros.


¿Hubo algún campeonato que hayas disfrutado más? ¿O todos fueron especiales? Todos fueron especiales. Después de haber ganado la Challenger con 9 de Julio, me lleva a préstamos Deportivo en el año ’77 y salimos campeones (era la primera vez que el club salía campeón), ese fue uno de los campeonatos que me quedo como recuerdo, donde también tengo muchos amigos.


Tu hermano nunca te perdono que después juegues en Deportivo. No. Mi hermano era fanático de 9 de Julio y encima cuando me voy a préstamos a Deportivo, hago un gol en el clásico y lo dejamos afuera. El vino llorando a saludarme, pero nunca me lo perdono.


En cambio tu vieja, en esa época, estaba chocha de que vistas esa camiseta. Claro. Mi vieja tenía la sonrisa de oreja a oreja. Y mi viejo, no tenía problema porque él me seguía a mí. Iba a donde jugaba yo.


Hablemos un poco de vos. ¿Qué haces hoy? Trabajo, como ya hace rato que lo hago, de pintor. Después comparto el club con los muchachos.


Me contaron que te gusta mucho cocinar. Sí, me encanta cocinar; sea en casa o en cualquier lado. Es como un hobby que tengo. Voy al club, le cocino a los chicos de paleta…Me gusta.


¿Qué es lo que no puede faltar en la vida de Raúl Lissi? El televisor. Soy adicto al televisor con el tema fútbol.


¿Cuánto fútbol consumís? Consumo mucho. Me engancho con todo los partidos que hay; argentino, internacional, lo que sea.


Hablemos de la Liga Interprovincial. ¿La seguís? La sigo, pero no mucho. Voy a ver algunos partidos acá. No es que no me guste, es que ya no veo más el fútbol que me gustaba a mí. Y también escucho muchas injusticias que se le dicen al jugador; me pongo en su lugar, y siento cosas que se les dice y me molesta. Entonces, para no discutir con alguien, no voy. O voy y me ubico en un lugar tranquilo, para no tener mala relación con nadie.


¿La ves muy diferente a lo que era antes cuando ustedes jugaban? Es diferente en el sentido de velocidad y marca. Antes, de los 12 o 13 equipos que había en la Liga vos podías ir a ver cualquier partido, que los equipos tenían 6 o 7 jugadores para ver; de calidad, que jugaban muy bien. Y ahora, lo que veo, no es que jueguen mal, sí que hay otro ritmo, otra velocidad. A mí me sigue gustando el fútbol que jugábamos nosotros.


¿Por qué crees que a instancias finales siempre llegan los mismos? Salvando algunas excepciones, como la del año pasado por ejemplo. Yo creo que pasa un poco también por el poder adquisitivo que tengan los clubes. En los pueblos, la peleamos a todo pulmón. Y más de lo que tenes no podes traer porque el dinero no alcanza. Ahí, los otros clubes te superan y hacen la diferencia. Hay clubes que pueden comprar jugadores de otra categoría, y en la cual pueden fichar, inclusive, a mas jugadores.


¿El cupo emparejo el nivel de competencia? Pienso que sí. Se está compitiendo de otra forma y ahora cualquiera le gana a cualquiera.


Tu día más triste en el fútbol. Uno de los días más tristes, fue cuando me rompí jugando en Federación. Me acuerdo que fue a los 2’ en Arteaga; no me acuerdo en este momento si fue en cancha de Arteaga o Alianza. Salto a cabecear una pelota con el central, y cuando caigo, piso mal y se me corta el ligamento del tobillo. Era un partido duro, a mí me pasa eso justo al comienzo y los muchachos sacaron un empate importante. Después de esa lesión estuve 4 meses con yeso. Estar mirando los partidos fuera del campo, me mato. Y el otro, cuando deje de jugar. No quería dejar, pero la edad (35) y el físico ya me decían que no podía seguir.


Y tu día más feliz. Fueron varios. Tengo una anécdota acá en Federación; fue en un tercer partido con Chañarense en cancha de Arteaga. Antes, se jugaba la muerte súbita; primero eran 15’ - 15’ y después 7’ – 7’. Yo todavía no tenía el alta médica en esa operación, fui a entrenar igual y le dije al técnico que me ponga el domingo, que quería jugar. En el alargue de la muerte súbita, convertí el gol, dejamos afuera a Chañarense y jugamos la final. Llegamos acá, de la alegría me pare en la esquina y los saque a todos corriendo para la capilla del Code… Mira, me hace emocionar cuando lo recuerdo. Ese fue uno de los días más felices.


Como jugador, ¿te quedo algo por hacer? No. Pienso que fue todo medido, todo como tenía que ser. Tuve una oportunidad más de jugar en Federación después de haber dejado de jugar, y no se dieron las cosas. El club sale campeón ese año. Fue un momento duro, pero ya había decido dejar de jugar.


Contame un poco sobre la lesión que tuviste en la rodilla y en el tobillo. Y ¿Cuánto tiempo te llevo? La lesión en la rodilla fue anterior a la de tobillo. Cuando me lleva Deportivo a préstamo, jugamos contra Federación un nocturno en Chañar Ladeado. En una jugada, Pasalacua me cruza y me rompo los meniscos. Era el primer partido que jugaba para Deportivo. Estuve parado, pero me recupere rápido; en dos meses ya estaba jugando otra vez. Siempre tuve constancia para estar dentro de la cancha, me iba a Rosario, hacia todo lo que tenía que hacer y pude volver pronto. En cuanto a la lesión en el tobillo, estuve afuera cuatro meses; tuve yeso, después como se me había cortado el ligamento me lo tuvieron que juntar; esa lesión fue otra cosa. Por suerte, cuando volví a jugar, no sentí ninguna molestia.


En muchos casos, cuando se trata de una lesión dura, la cabeza nos juega en contra. ¿Se te cruzo en algún momento dejar el fútbol? No, no, al contrario. Yo no veía la hora de estar preparado para seguir jugando. La lesión fue en el ’85 y no veía la hora de volver a estar dentro de una cancha. Dejo el fútbol porque ya tenía 35 años y no quería arruinar la carrera linda que había hecho. Estaba bien de la pierna, pero decidí dejar.


Si tenes que elegir uno o más goles de tu carrera, ¿Cuáles elegirías? Uno que no me olvido fue en un clásico que se jugó; mi hijo era chiquito, y la mama de Walter Castanetto (DT de Godeken) tenía una mueblería en la esquina de mi casa. Me dice, “Raúl, si llegas a hacer un gol en el clásico te regalo la cama para tu hijo”, y el gol lo hice de chilena. Ese fue un recuerdo que me quedo grabado y siempre lo cuento. Y otro, acá en Federación, cuando convertí ese gol ante Chañarense. Ese no se olvida más.


Hablemos un poco más de vos y de tu hermano. Me comentaron que él, era tu fan. Sí, sí. Él fue árbitro por mucho tiempo y no nos encontrábamos tanto. Cuando no dirigía, me buscaba y me seguía a todos lados.


Rubén estuvo dentro del club 9 de Julio cuando te consagraste tricampeón. ¿Cómo fue compartir ese momento con él? Fue muy lindo. Él, en esa época, estaba como ayudante de campo. Verlo feliz, fue hermoso. Cada tanto, miro el libro de los 100 años de 9 de Julio y me traigo a la mente muchos recuerdos.


¿Lo extrañas? Sí, mucho. Era la única persona que me quedaba de mi familia. Mis viejos fallecieron, él ya no está y acá por parte de Lissi no tengo más a nadie. Yo soy del norte de Santa Fe, de Esperanza, y ahí están mis primos, pero acá me quede solo.


Volvamos a vos, ¿te caracterizas por ser una persona alegre? Sí. Me siento alegre, porque también desde que estoy acá en el pueblo no tuve problemas con nadie. Me acuesto contento y me levanto contento. Siempre estoy jodiendo a alguien, y tal vez, por eso me dicen el “loco” Lissi.


¿Qué sentís cuando escuchas a tu hija decir que sos un ejemplo para ella? Ella siempre me lo dice y yo me siento orgulloso. Dentro de nuestra posibilidad, le estamos dando todo lo que ella quiere. Con mi señora siempre nos gustó bailar, y ella está haciendo ahora lo que nos gusta hacer a nosotros también. Estoy muy orgulloso de ella.


Tenes dos de tus nietos jugando en Federación, ¿les aconsejas? Si, les aconsejo. A Bautista me canso de decirle, pero jugar, es una cosa que te tiene que nacer de adentro. Por ahí arranca, le gusta, deja y se va con otra cosa. Y a Lucas, también; cuando era más chico me gustaba como atajaba. Ahora de grande pego el estirón y se lo digo todos los días, “Lucas, tenes que ser arquero de nuevo, tenes físico para eso, tenías experiencia, no es un puesto que se consigue siempre”, pero bueno el eligió jugar, él es feliz así y yo también lo soy.


¿Qué son tus nietos para vos? Todo. Por ahí no lo demuestro, pero siento mucho amor por ellos.


¿Te quedaron amistades por el fútbol? Si, muchas. En la cancha era medio jodido, pero no de pegar, sino de molestar. En ese momento me odiaban, pero nunca tuve problemas afuera. Gracias a dios, a donde voy tengo amistades.


Vos, siendo ídolo de 9 de Julio, tenes a toda tu familia hincha de Federación. ¿Cómo explicas eso? ¿Cuál fue el motivo? Cuando yo vengo a jugar a Federación, nos vinimos a vivir todos acá y mis hijos se criaron en este barrio. Al jugar en el club, tenía mi casa en donde está hoy, tengo la cancha atrás y ellos crecieron ahí. Lo llevan adentro. Un día me van a hacer pelear con un vecino, (risas). Son fanáticos de Federación y en buena hora.


¿Un sueño? Ver a toda mi familia bien y a mi hija recibida.

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