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Foto del escritorVirginia Magi

“Me anime y acá estoy”

Actualizado: 18 feb 2020

La vida tiene miles de aventuras, miles de historias, que merecen ser contadas, compartidas, y a su vez oportunidades que no deben ser desaprovechadas. A veces solo basta con encontrar el momento y atreverse a hacerlo. Por suerte, eso fue lo que hizo Fernando Duclos, periodista argentino, que hace poco más de un año inicio su recorrido por los países de la Ruta de la Seda y de Medio Oriente. ¿Qué busca mostrar? Otros mundos. O tal vez, lo que no se muestra de esos mundos. Una mirada más humana y real.


Fernando Duclos. (Foto; @Periodistán_)

¿Qué es Periodistán?


Periodistán es un proyecto independiente que estoy llevando a cabo solo, me es muy difícil explicar que es porque cambio muchísimo desde que empezó hasta ahora, incluso tampoco sé muy bien en que se va a convertir. Si va a seguir una vez que deje de viajar, si no va a seguir, en fin… todo cambio mucho para mí en el último año, pero creo que la esencia de Periodistán es un recorrido por los países de la Ruta de la Seda y de Medio Oriente que generalmente se nos presentan como desconocidos, temidos, porque todo lo que se nos vende de esos países es horrible. Es un recorrido que mezcla viaje y periodismo, turismo con cultura, historia con geografía, con las vivencias cotidianas de la gente en estos lugares cuyo objetivo principal es trasmitir un poquito de las cosas buenas, y todas las cosas que suceden acá, en esta parte del mundo de la cual no sabemos absolutamente nada. Siempre con una perspectiva argentina, latinoamericana y personal, porque al cabo soy yo el que estoy acá. Básicamente un proyecto periodístico tratando de mostrar otros mundos.


¿Por qué surgió?


Hace rato que venía con ganas de viajar, particularmente por esta zona, porque venía leyendo mucho, mucho, sobre la Ruta de la Seda, sobre China, Irán, Turquía, etc… se dieron un par de circunstancias personales en mi vida, económica también, que me permitieron hacerlo. Pude contar con cierta plata a partir de una indemnización que me pagaron, me anime y acá estoy. Esa fue la razón. Esto empezó por un deseo personal, con cierta intención, que no solo sea disfrutar el viaje, si no también una inversión en el sentido de poder generar algo lindo periodístico, y creo que un año después puedo decir con bastante orgullo que está saliendo, que fue mejor de lo que pensaba.


¿Ahora por donde andas?


Estoy en Estambul. Volví a Turquía después de casi nueve meses de haber pasado por acá. Y volví hacia Occidente porque voy a viajar un mes con mi mama – es algo que todavía no anuncie por las redes sociales pero que va a pasar estos días –. Ella quería venir a visitarme y arreglamos Estambul, que es un lugar Oriental y al mismo tiempo Occidental, cómodo para viajar, lindo. Es por esa razón que volví a Turquía, un país que de todas formas me encanta, gente súper hospitalaria.


Los meses pasan y la visión que se tiene de un lugar puede cambiar…


Fue muy diferente la visión que tuve de Turquía cuando llegue desde Europa (Bulgaria) hace nueve meses, que la que tengo ahora cuando voy desde Omán, Irán, es completamente diferente. Hace nueve meses me sentí en Asia y ahora me siento en Europa. Pero eso tiene que ver con las percepciones, con cómo van cambiando las cosas… Esto fue básicamente lo que me trajo de nuevo a Turquía; haré un recorrido que ya hice pero esta vez con mi mama, lo cual me cambia completamente y es una grandísima alegría para mí.


¿Cuánto te informas antes de visitar cada lugar?


En principio yo ya había leído mucho sobre estos lugares antes de empezar el viaje. Pero a ver, ¿qué es “mucho”?, es imposible leer mucho sobre estos países. Digo, la historia de Argentina tiene – vamos a decir – 500 años, pensemos en lo que sabemos sobre los grupos indígenas, previos a la llegada de los españoles, supongamos mil años de historia que conocemos realmente, bueno… la historia de Irán, de Turquía, tiene diez mil años. Acara, Babilonia, Siria, Nínive, lugares de leyenda, entonces ¿Cuánto se puede leer para saber lo que pasó en un país que tiene diez mil años de historia?, es imposible. Pero fundamentalmente, a raíz de eso, saber ciertas cosas, informarme, conocer, y después – obviamente – si trato de leer antes de ir a cada lugar, pero eso también fue cambiando a lo largo del viaje. Al principio, antes de ir a cada lugar me leía todo y ahora casi un poco que voy girando con el viento, a donde me lleve… para decir verdad estoy cansado, siempre trato de informarme, se dónde estoy, pero ya no con las mismas ganas que antes. Primero por el cansancio, segundo porque también un poco cambio el foco respecto a las historias que cuento, en vez de contar tanto sobre historia a veces me dejo sorprender por las cosas que me pasan en esos lugares. Todo va cambiando. Tal vez me haces la misma pregunta en quince días y te respondo otra cosa. Pero si, siempre hay un mínimo de conocer el lugar al que llego, en el que estoy, de entenderlo.


¿Y en cuanto a idioma?


En cuanto al idioma siempre lo digo, saber algunas palabritas, lamentablemente no me da la cabeza para aprender turco, persa, georgiano, árabe, ruso… Me manejo con el inglés, con algún aplicativo, que la verdad no me gusta porque le sacan magia a la comunicación, pero a veces hay que usarlo. Intentando aprender palabras locales todo el tiempo para poder comunicarme en ese idioma, que por más que sea poco, siempre suma para el receptor escuchar que vos estas tratando de hablar en su lengua, eso también te abre muchas puertas.


Algo que quieras contar de alguno de los lugares que visitaste hasta ahora.


A esta altura, trece meses después, tengo tanto y a la vez de muchas cosas me olvide, imagínate que mi último año fue loquísimo. Siempre cuento lo mismo, pero nunca me parece que esta demás; la hospitalidad de la gente, particularmente en Medio Oriente, en los países árabes, principalmente en los países islámicos, es impresionante. Más allá de todo lo que nosotros como Occidentales podemos entender respecto a hospitalidad, Irán, Afganistán, son países increíbles en ese sentido. Uno puede vivir sin plata, al menos nosotros como turistas Occidentales, si fuéramos afganos o malíes seria otra cosa, pero hablo desde mi experiencia personal, también como hombre, como blanco. Me ha pasado de gente que me cruza por la calle, ve que soy turista y me invita a comer a la casa, directamente así; “Hola, ¿sos turista? Veni”, y terminas durmiendo en casa de familia, cosas de ese estilo. Gente que tal vez no tenía nada para ofrecer pero que se acerca y te dice, “Hola, ¿puedo cantarte una canción?”, a ese nivel. Es algo hermoso.


Fernando Duclos en Irán. (Foto; @Periodistán_)

¿Contas con un plan de ruta? ¿O simplemente dejas que la propia ruta sea quien elija el próximo destino?


Mitad y mitad. A veces tengo una rutina mas preestablecida, otras me dejo llevar más. Es todo depende, digamos, es como te comente antes, llevo un año viajando, tal vez yo te hago una pregunta a vos en mayo, “¿Cómo está tu vida? ¿Está organizada? Si” y te vuelvo a repreguntar en agosto, y me decís “no ahora está un quilombo”. Los mismo pasa conmigo. Esto en un punto ya se convirtió en mi vida, no sé por cuánto tiempo. Hay momentos que me dejo llevar más, otros que no, que me gusta estar más organizados, hay momentos que quiero estar en casa de familia, otros en un hostel solo. Momentos que quiero hacer dedo, otros que no. Momentos que extraño muchísimo Argentina, otros que no tanto. Todo cambia por lo cual no tengo una respuesta fija a eso, pero básicamente te diría mitad y mitad. Lo que me pongo son objetivos; supongamos que estoy en Teherán y quiero llegar a Shiraz, cuando voy a llegar y que va a pasar en el medio no lo sé bien, voy día a día, pero sé que en algún momento voy a estar allá, ¿se entiende? Hay cosas que no me quiero perder.


Háblame de la forma de llegar a cada uno de esos lugares.


Sobre el modo de viajar, la misma respuesta que antes; no tengo un plan, una forma. Trato siempre, como hacemos en cualquier aspecto de la vida, poner en la balanza precio – comodidad, he hecho grandísimos trayectos a dedos gratis, no solo eso, conociendo personas reales, locales, la mejor experiencia del mundo para mi es hacer dedo, pero también eso te implica hablar, esperar en la ruta, y termina siendo muy cansador. A veces hace frío, otras calor, a veces estoy cansado, otras no… te diría que entre micro y dedo, ¡y a veces tren!, es el gran porcentaje de mis recorridos. Me he tomado un par de aviones durante el viaje, pero casi siempre por tierra, conjugando lo que mencione antes.


El extranjero siempre despierta interés. Escuche hace poquito que, en algunas (o varias) ocasiones, te desviaste varios kilómetros porque aquella persona que te llevaba quería que conozcas a su familia. ¿Eso te suele pasar bastante seguido cuando viajas? O pasa en este viaje en particular…


¡Fueron 200 kilómetros! Fue en Irán, yo estaba yendo a la ciudad de Kermán y termine en la ciudad de Sirsha, porque el camionero – que era la persona más buena del mundo – no aceptaba de ninguna forma, y además teníamos dificultad con el idioma, que no conociese a su familia. Cuando llegue, me estaban esperando con un súper almuerzo, en una súper casa, una familia hermosa.


Esto pasa en los viajes mientras menos turístico es el destino. Y mientras más raro es el turista, pasa más. Si voy a París, no creo que nadie me invite a comer a su casa, la verdad es esa. En Irán todo el mundo te invita. Y lo hace por varias cosas; primero porque somos turistas y es menos común que haya turistas en estos lugares, y segundo por cómo es la gente. Como siempre digo, para los musulmanes tener un invitado es en algún punto un regalo de Dios, entonces la gente islámica se esfuerza muchísimo por tratar bien a los invitados. En Omán me he quedado un mes en la casa de un chico que me conoció viajando, me quería alojar y nos hicimos amigos. Me llevo a conocer Omán, y recuerdo que desde el primer día que lo conocí me dijo “hermano”. Hay muchos factores que influyen, pero si, principalmente en Medio Oriente, en los países musulmanes esto se ve bastante.


(Foto; @Periodistán_)

¿Qué te llevó a centrarte en la Ruta de la Seda?


Hace rato venia leyendo sobre el asunto, primero alguna ficción, después me intereso un poquito más algún ensayo, algo de historia, y me focalice en China, después en India, en Irán, y mientras más lees, más ganas te dan de ir. Y en esto también hay que elegir, si fuera por mí viajaría por todo el mundo, a toda hora, conocería el Magreb, África Subsahariana, el Sudeste Asiático, Rusia… pero hay que elegir. En este caso me gustó la ruta, además porque es una ruta que en Argentina se conoce muy poco, no se tiene ni idea de estos países, que son países importantísimos en la historia del mundo, muchísimo más que Argentina, a los cuales a veces subestimamos, ignoramos. Y en ese sentido me pareció que era una ruta que combinaba nuestra propia ignorancia, es decir la posibilidad de poder contar cosas, con el placer de conocer lugares muy lindos.


¿Qué buscas mostrar?


Todo va cambiando. Empezó como un proyecto en el que trato de mostrar que existen otros mundos además del nuestro, además del que vemos en televisión. Mostrar que se puede hacer periodismo independiente – al mismo tiempo viajando – y humano. Obviamente tengo varias cosas que no me gusta hacer. No me gusta hacer pobrismo, por ejemplo, esto de mirar con condescendencia, con lastima, tratar de generar empatía a partir de la pobreza. No, no. Simplemente contar de la forma más natural que puedo la vida de las personas acá y abrirle los ojos a otras personas de que existen también otros mundos.


¿Un poco la idea de recorrer la Ruta de la Seda, y de los hilos que compartís en Twitter – que por cierto son fabulosos –, es romper con los prejuicios que se tienden sobre países como Irán, Turquía, Afganistán, Arabia Saudita…?


Vos misma lo dijiste, romper con los prejuicios. Todos los países tienen problemas, no soy necio, sé que en Afganistán hay una guerra, sé que en todos hay problemas como también los hay en Argentina, pero lo único que se nos cuenta es sobre la guerra, sobre terrorismo, sangre, destrucción, dictadores… Es como que vos estés en Turquía, prendas la tele para ver que dicen de Argentina y durante treinta años lo único que te dicen es que creció la inseguridad, o te hablan de la crisis que paso en 2001. Si, somos eso, pero también somos un montón de otras cosas.


¿Por qué crees que existen esos prejuicios desde este lado del mundo?


Esta pregunta es amplia y compleja. Primero porque estamos lejos, que es en algún punto normal. Sobre algunos países hay una cierta capa de desinformación intencional de ciertos medios, sobre otros países no nos importan, la verdad es esa. Y es lógico. Lo que pasa en Kirskinstan no repercute en nada en nuestra vida como argentinos así como lo que pasa en Argentina no repercute en nada en la vida en Kirskinstan. En él sentido hay una lejanía que hace lógica la desinformación, pero después con respecto a ciertas cuestiones, como por ejemplo Irán, particularmente, hay muchos intereses de por medio. Los medios que nosotros vemos, con lo que nos informamos, el cien por ciento son Occidentales. Es decir, algunos estarán manejados de una forma más progresista, otras menos, algunos focalizan en una cosa, otros en otra, medios Occidentales que básicamente no sirven para entender Oriente, no están diseñados para entender Oriente. En algunos casos por lejanía, en otros por desinterés, en otros por intención. Eso ya es una pregunta mucho más compleja, se debe a muchas razones y en cada país es diferente. No es lo mismo lo que se informa sobre Kazajstán o lo que no se informa sobre Kazajstán, que lo que se informa y no se informa sobre Irán. En todo eso hay miles de factores que confluyen y que son imposibles de explicar.


¿Cómo es la mirada de ellos para con nosotros?


No puedo contar mi experiencia siendo mujer, siendo pakistaní…solo puedo contar lo que me pasa a mí, lo que a mí me ataña, lo que siento en mi cuerpo, en mi experiencia. En eso, haciendo esas salvedades, el trato es impresionante. Es una locura. Principalmente los países musulmanes. Nosotros lamentablemente tenemos mucho rechazo a lo musulmán, y fundamentalmente porque lo desconocemos, no lo entendemos. Uno a lo que desconoce le teme, es lógico. Lo mismo pasa con Irán; yo no defendí al Gobierno, simplemente trate de humanizar a los iraníes y a raíz de eso me cayeron por todos lados. Es mucho más “peligrosa” la humanización del otro, mostrar que el otro es humano también para quienes hace negocios con nuestro desconocimiento y temor, que para decir verdad, ese ya es otro tema…


Volviendo, la mirada de ellos para con nosotros es terriblemente, increíblemente, todos los mente que le quieras agregar hospitalaria. Nos conocen mucho por el fútbol y nada más, te diría que el 99%. El hecho de ser extranjero, en ciertos países como Uzbekistán, Irán, Afganistán, la parte musulmán de Rusia, Omán, Asia Central, la gente te ama.


La cultura, los hábitos, son muy diferentes a los que estamos acostumbrados nosotros. Pero quiero que seas vos quien desde la experiencia personal me cuentes qué tan diferentes son esas culturas.


Hablar de hábito y cultura es muy amplio también. No tiene nada que ver la cultura Búlgara con la cultura Chechenia, con la cultura Afgana y al mismo tiempo tiene mucho que ver, porque en última instancia todos buscamos más o menos lo mismo; compañía, amor, estar bien con nuestra vida, entender de alguna forma el propósito. Obviamente que tenemos diferentes formas de buscarlo, encontrarlo, pero más o menos todos los humanos queremos lo mismo. Entonces, ¿Cómo yo me adapto a esas culturas? Hoy en día ya estoy acostumbradísimo, me adapto a cualquier cosa. Al principio cuesta un poco más, es normal, te diría particularmente lo que más cuesta – para mí – es el tema de la intimidad y privacidad. En Medio Oriente los vínculos afectivos y familiares son importantísimos. No existe comer solo, no existe que un viejo, una vieja, vivan solo, no existe ir al médico solo. Todo se hace en familia. Y cuando hablo de familia, estoy hablando de cincuenta personas (hijo, hermano, primos, etc.). Todo se hace en familia. Se vive en familia. Y eso es hermoso, porque uno nunca está solo, pero al mismo tiempo nosotros como Occidentales necesitamos un poco de intimidad, privacidad que no existe. En Medio Oriente es casi imposible encontrarlo. Eso, quizás, es a lo que todavía me cuesta adaptarme. Me acostumbre, tengo un umbral de aguante mayor que muchísima gente, no tengo problemas con nada, si tengo que dormir en el suelo duermo, no me importa nada en ese sentido. Pero también hay cosas que se sienten, particularmente lo que comente en líneas anteriores.


Es una adaptación constante al cambio, hora, cultura e idioma.


Toda adaptación a lo nuevo si, lo es. Es una adaptación constante al cambio. Y por eso estoy tan cansado. Uno siempre cuenta la parte linda del viaje, pero hace 380 días que ando y en esos 380 días habré dormido en 300 camas diferentes. El cuerpo pasa factura. Se resiente. Aclaro, no tengo nada para quejarme, eh. De nada. Si yo me quejo, que le queda al pobre tipo que va a juntar bolsas al puerto a las seis de la mañana. No me quejo, solo digo que también es cansador. En otra forma, en otro sentido, y también el idioma, hace 380 días que no hablo mi idioma y la cabeza trabaja para eso. Al final del día te encontras cansado siempre.


Volviendo un poco a los hilos narrativos, ¿Cuándo surgió esta idea de escribir en las redes sociales?


¿Cómo surgió? No sé. Simplemente paso. Son esas cosas que pasan. Viaje, estaba medio perdido, no sabía bien de que se trataba este viaje, si iba a lograr el objetivo o si me iba a volver en quince días. Si vos me conocías hace un año era yo solo con una mochila en Ezeiza, sin saber de qué me estaba escapando. Y un año después las cosas cambiaron para bien. Fue todo a su ritmo, no tenía idea de que iba a estallar el Twitter y paso. Empecé a probar formatos, a buscarle la vuelta. Un día estaba en Rumania, en Iasi, muy cerca de Moldavia, hice un hilo que mezclaba el fútbol con la desintegración de la Ex Yugoslavia, yo estaba sin internet aquel día, me tome un tren o salí, no me acuerdo bien pero estuve unas diez horas sin teléfono. Volví y cuando prendí el celular me explotaba. Había tenido algo de once mil retwitt. En ese momento tenía 400 seguidores, nada. Al día siguiente pase a tener 3000 seguidores y desde ese momento empezó a crecer, crecer… ahí me di cuenta que el formato grapaba; hablar de deporte primero, segundo los hilos. Mezclar deporte con política. Uno es consciente y cuando esas cosas pasan es como encontrar en algún punto la receta del “éxito”. Una vez que me di cuenta que por ahí iba, lo profundice y creo que fue una buena decisión.


¿Te esperabas esta masividad?


No esperaba esta masividad. La respuesta es simple; no. En absoluto, de ninguna forma. Paso y estoy muy contento, pero para ser sincero, todavía no sé muy bien cómo manejarla. Me gusta, obviamente. Es un hermoso problema. Pero no sé si estaba preparado. Repito, me encanta pero no me lo esperaba.


Que es lo que más te gusta de viajar y qué de escribir.


De viajar, supongo el hecho de conocer otras culturas, de conocer gente, conocer otros mundos, de ver cómo vive la gente en otros lugares. Ver cómo somos tan distintos y tan parecidos al mismo tiempo. No creo en esa frase que dice que viajando nos conocemos nosotros mismos, no. También nos conocemos a nosotros mismos trabajando ocho horas en la oficina y enfrentamos otros problemas pero que básicamente son tan problemas como los problemas que tenes viajando, en definitiva no creo en ese discurso del viajero, del viaje interior, del autoayuda. Simplemente viajo porque me gusta, para conocer otros mundos, para conocer el ser humano. Por supuesto, también conocer paisajes, comidas, pero en última instancia siempre es la gente. Y en cuanto a escribir, me gusta poder trasmitir un poco lo que veo, y poder en algún punto hacer partícipe a las personas de lo que me pasa, de lo que veo, que ellos también puedan conocer otros mundos, que puedan sentir lo que siento. Me llegan mensajes increíblemente hermosos todo el tiempo, mensajes de gente que se reúne a leer mis hilos, padres que se encontraron con sus hijos a raíz de mis hilos… una sola de esas respuesta vale todo el viaje, todos los hilos, toda la inversión.


¿Próximo destino?


En principio voy a seguir un mes más en Turquía con mi mama, y después voy a ver. No tengo la menor idea, están todas las posibilidades abiertas.


Turquía. (Foto; @Periodistán_)

¿Qué es lo que más extrañas?


La familia, los amigos. La gente. Extraño a las personas que conozco, que quiero mucho. En ese se sentido ahora será un poquito más fácil con mi vieja acá.


No te robo más tiempo, te dejo seguir disfrutando, porqué de disfrutar también se trata esto.


El principal motivo siempre es ese, el disfrute. Si estaría sufriendo no lo haría más.




Virginia Magi

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