Callado, serio y mimado por los suyos. Aquel chico de pueblo que a sus 15 años volvía del trabajo e iba a entrenar, hoy se encuentra en Chile siguiendo sus sueños. El fútbol es todo, aunque el hecho de ser padre le hace ver la vida de otra manera.
¿Qué cosas te fastidian? Me fastidia mucho el perder. No me gusta perder a nada. Antes me fastidiaba por alguna jugada que no me salía, pero con el correr de los años lo pude controlar.
Hablemos del comienzo. ¿Cómo aparece el fútbol en tu vida? Arranque de muy pequeño cuando mi mama me llevaba a jugar. Además tenía la cancha a 100 metros de mi casa. En el pueblo si no jugas al fútbol, sos vago o trabajas.
¿Quién te enseño a jugar? Tuve dos profes de chico que fueron Mauro Pavarini y el gran Chule Grasso; de ellos aprendí muchísimos. Y enseñar, yo creo que nadie te enseña. Si pueden enseñarte a controlar la pelota, como dar un pase o como tenes que pegarle…eso sí. Pero si sos bueno, naces bueno. Eso es lo que creo yo. Sino, tráiganme al que le enseño a jugar a Messi. (Risas)
¿De chico ya sabias que querías ser jugador de fútbol? De chico no sabía lo que quería. Cuando empecé a jugar en la Primera de 9 de Julio, mi tío me decía que podía llegar a ser alguien y vivir del fútbol. En ese momento no lo creía o no me daba cuenta de lo que podía hacer.
¿Siempre jugaste de delantero? No. Arranque jugando de arquero, pero al poco tiempo me cambiaron de posición. Tal vez se dieron cuenta de que el arco no era lo mío, jajá.
¿Cuánto fútbol consumís? Mucho. Entreno dos horas en la mañana y después lo que veo en televisión es solo fútbol. Si no hay fútbol y estoy sin hacer nada, miro alguna que otra película.
A Berabevu venís durante el año. Sí. Solía ir cuando teníamos algunos días libres, y obviamente, en vacaciones. Tres veces al año, no más que eso.
¿Sos de ir a la cancha? Sí. Cuando juega algún equipo del pueblo, voy. Tengo amigos en los dos clubes y mis vacaciones coinciden siempre con las semifinales o final de la Liga.
La caza y la pesca también son un buen pasatiempo. Mis vacaciones sin ir a pescar o a cazar no son vacaciones, (risas). Es algo que siempre me gusto de pequeño y me va a seguir gustando de por vida. Es más, cuando estoy acá en Chile, ya voy haciendo planes para cuando vaya a Berabevu.
Hablemos de tu actualidad; ¿Cuánto hace que estas en Santiago Morning? Llegue al club en 2012; y me quede todo ese año ahí. De 2013 a 2015 me fui a Deportes Tamuco. En 2016 volví al club en el cual empezó como jugador profesional.
¿Cómo llegaste? Fue gracias a Ricardo Lunari. Él fue quien me saco de Berabevu y me trajo acá. Estaré eternamente agradecido.
¿En Chile, el fútbol se vive con la misma intensidad que acá en Argentina? ¿O no llega a ese extremo? No es nada que ver. Acá el equipo más grande, con suerte, te lleva unas 30.000 personas. Los partidos tienen poco público. No sienten tanto el fútbol como en Argentina.
¿Cómo toma el hincha chileno, dos derrotas seguidas? Acá hay muchas críticas. Tu equipo pierde tres partidos y ya piensan que hay que cambiar al entrenador o que los jugadores son malos. A muchos no les importa el cómo ganas. Tenes que ganar como sea; jugando bien o mal.
Volviendo a Santiago Morning. Contémosle a aquel que no sabe, el presente del equipo. Estamos jugando el torneo de Primera B. Van cinco fechas recién y estamos en segundo lugar con los mismos puntos que el primero: 12 puntos.
¿Cuál es el principal objetivo? Mantenerse en la categoría. Sabemos que esto es fútbol y todo puede pasar. Ojala podamos cambiar ese objetivo por uno aún mejor.
Cuando estabas en Chile, te levantaste una mañana, fuiste a comprar las cosas y te teñiste. No estabas solo. Contame eso…Esa mañana fue rara. Estaba con mi gran amigo, Natán, que siempre me venía a visitar. Ese día nos levantamos y dijimos “vamos a teñirnos”. Yo lo hice sin pensar que al día siguiente jugaba y el partido era televisado. Mis compañeros se reían. No nos teñimos todo, solo fue una parte; un mechón. Fue una locura y también un buen momento. Eso nos duró un día nada más. No aguantamos la presión y volvimos al color que teníamos. (Risas)
Hablemos de la Liga, ¿te informas? Algo. Siempre pregunto y veo los resultados por redes sociales.
¿Hoy como la ves? Por lo que vi en este tiempo, algo cambio. Ahora se juega un poco más. La Liga está bastante pareja. Cualquiera le gana a cualquiera.
De aquel tiempo que vos estabas en la Liga, a hoy; ¿cambio algo? Antes era diferente por el tema de los refuerzos. Los equipos con mayor potencial económico traían a varios jugadores y marcaban la diferencia. Se hacía difícil competir en ese momento.
¿Qué es 9 de Julio para vos? 9 de Julio es el club donde yo crecí como futbolista. Donde pase todo; buenos y malos momentos. Donde aprendí casi todo lo que soy ahora.
¿Vas a volver? Puede ser que algún día vuelva, pero para eso falta muchísimo. Cuando sienta que ya no pueda correr más, volveré para retirarme.
Tu día más feliz en el fútbol. Sin dudas fue aquella final ganada ante Arteaga en 2011. Salir campeón con el club del cual soy hincha fue algo increíble.
Tu día más triste en el fútbol. No sé si llamarlo triste, pero si fue un momento de amargura. Fue cuando me fracture en 2016. Saber que ibas a estar 3 meses afuera, sin poder jugar ni siquiera entrenar fue algo muy duro.
Fuiste padre de Vitto hace unos días nada más, felicitaciones. Gracias. Me decían que ser padre era lo más lindo que había, pero no creí que era tanto así. Es algo maravilloso. No tiene comparación con nada en el mundo.
¿Cómo fue ese momento? ¿estabas nervioso? Justo ese día nosotros entrenábamos. Me acuerdo que me estaba levantando y mi novia empezó con contracciones. Estaba tranquilo en ese momento porque en casa estaban mi mama y mi suegra. Al llegar a la clínica empezaron los nervios. Entre a la sala de parto y cuando nació me quede mirándolo sin reaccionar. No sabía si llorar o que. Sin dudas fue el momento más feliz de mi vida.
Tiene días nada más, pero a quien se parece; ¿mama o papa? Al papa, (risas). La mama está un poco enojada por lo poco parecido que salió a ella; solo tiene sus ojos.
¿Cuando uno se convierte en padre empieza a ver la vida de manera diferente? La verdad que sí. Lo único que quiero es llegar a casa y poder estar con mi hijo. Ahora hay que pensar a futuro para que a nuestro pequeño no le falte nada.
Contame de vos, ¿Qué haces cuando no estás en la cancha? Debes en cuando salimos a dar una vuelta con mi novia, pero trato de descansar más que nada. Y ahora estar con mi hijo y disfrutarlo.
Siempre hay momento para los amigos de toda la vida. Para esos amigos siempre hay tiempo. Quedaron pocos, pero son los mejores; son quienes estuvieron en las buenas y las malas.
¿Y el fútbol deja amigos? Muy pocos, pero si deja amigos. Siempre estoy en contacto con la mayoría de ellos, así sea por mensaje.
¿Dónde te ves en un futuro? En un futuro no muy lejano me veo juagando en Primera División.
¿Cuáles son tus sueños? Por ahora sueño con dos cosas; Ascender y poder jugar en Primera; imagino que debe ser muy lindo estar en esa situación. Y poder tener nuestra propia casa con mi familia. Quizás, esta noche sueñe con otra cosa. (Risas)
¿Quién es Oscar Ortega? Un pibe tranquilo, humilde. Alguien que nunca se olvida de donde salió. Buena persona y sobre todo, buen amigo.
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