¿Por qué Federación ganó esta partida? Porque supo mantener la cordura, porque fue fiel a su idea y supo reaccionar de inmediato ante la adversidad.
¿Fue de los mejores partidos? probablemente no. Hubo partidos mejores y este recién es el comienzo. Pero fue el mejor clásico que jugo el ranero en los últimos años. De nada sirve desesperarse. La desesperación solo lleva a que los caminos se confundan y las decisiones sean erróneas. ¿Por qué apurarse? ¿Acaso no es mejor tomarse unos segundos para decidir cuál es la mejor opción?
Los clásicos son partidos apartes. No importa si toca en la última fecha o en la primera. Si se da en un contexto de instancia final o por el orgullo. Son partidos únicos. Partidos que te llevan a dejar de lado cualquier dato estadístico posible. Por lo general, suelen ser partidos trabados, parejos, aguerrido, de mucha garra y poco fútbol, lo cual no quiere decir que no haya excepciones; partidos en donde el juego sea el protagonista.
Lo nuevo trae incertidumbre. Y la incertidumbre, en muchos casos, se adueña del pensamiento ante cualquier comienzo. ¡Y ni te digo si hablamos de un clásico en el arranque de la temporada!, de los partidos más importantes para aquel que se relaciona a un club de fútbol. Una incertidumbre que, a fin de cuentas, es normal y se acepta, pero que a veces puede ser un poco exagerada.
Metiéndonos en el terreno de juego, Federación llegaba a este partido con algunos cambios. Si bien la estructura no sufrió modificaciones dado a que la base local sigue siendo la misma, González debía rearmar las piezas para que las nuevas encajen y aquellas que ya estaban, vuelvan a encontrar su lugar natural. Hacer que la idea principal se sostenga y se lleve a cabo. Evitar que cualquier situación haga que su equipo deje de ser quien es.
El cuerpo técnico en el camino previo, bajo el contexto de partido de pretemporada, debió atravesar diversos obstáculos. Obstáculos que, a pesar de ser manejados y superados, llevaron a que propios y ajenos se llenen de dudas y se atormenten a preguntas.
(De los seis amistosos que se jugaron, recién en el último “Pincha” pudo contar con el plantel completo)
¿Qué busco? ¿Qué es lo que quiero?, teniendo en claro eso, el camino es más fácil. González siempre lo supo.
Lujan de segundo central, Ballin y Balbastro en el medio, Bovo de volante – donde mejor Federación lo aprovecha –, De Bruno como enlace. Pruneda de nueve. El resto, como siempre. Broglia en el arco. Faraoni como primer central, Piermattei y Di Rico por los laterales – ambos de buena proyección – y Mondino por la banda.
(Mondino fue reemplazado por Mancinelli, quien aprovecho la oportunidad y jugó un gran partido)
De todas las opciones, esa se perfilaba como la mejor. El equipo tendría orden, marca en defensa, proyección a los costado, recuperación y creación en el medio, velocidad y profundidad arriba.
El encuentro comenzó parejo, la rana tuvo una situación clara a minutos del arranque pero el travesaño negó la posibilidad de abrir el marcador. Si uno piensa y se detiene en esa jugada puntual – en la del cabezazo de Faraoni – y analiza el desempeño desde ese momento, podríamos basarnos en dos formas; vertical y posicional. Basándonos en la primera, cuando el juego se volvía vertical y directo, Federación se mostraba errático y un poco impreciso. No porque no tuviese los jugadores necesarios para hacerlo, si no, porque al tener jugadores de buen pie en el centro del campo, el pelotazo largo terminaba contrarrestando y perdía sorpresa. En cambio, cuando el juego era más posicional – y que sea posicional no quiere decir que no tenga en ello, verticalidad –, la pelota circulaba con mayor fluidez, y cuando eso sucede, cuando Federación encuentra pequeñas sociedades (sobre todo entre el medio y la delantera), encuentra espacios y llega más rápido al área contraria, teniendo profundidad y generando situaciones concretas. ¿Cuál era la mejor forma? La segunda. Si en la mayor parte del partido el ranero lograba adueñarse de la pelota, encontraría a través de su juego asociado posibilidades claras y tendría más chances de conseguir una victoria.
Ya sea en un juego posicional o vertical, la desesperación era algo que no debía tener protagonismo en esa tarde de domingo. La concentración y tranquilidad en cambio, sí.
Al final del primer tiempo Huracán tiene un penal a favor; la pelota da en el travesaño y vuelve. No fue gol. Pero que no haya sido gol, no quiere decir que en la cabeza del central (quien fue el que comete el agarrón) y en la del equipo completo, no existía el “¿Qué hubiese pasado si entraba?”. Es ahí, en situaciones como esas, donde no se debe perder la cordura y donde se tiene que tener la mayor concentración posible. Un penal en contra a minuto de terminar el primer tiempo es – independientemente de que lo que hubiese pasado – un sentimiento traicionero.
“Hay que seguir de la misma manera”
Federación debía salir al complemento de la misma manera que se fue al vestuario. Con las mismas ganas y el mismo compromiso. Con la misma cabeza. La pelota empezó a rodar y los once jugaban como si el penal en contra en aquellos casi 45 minutos no hubiese existido. Lateral rápido de Huracán y gol de Cabrini. Ley del ex, podría decirse. Federación venia perdonando mucho y bien sabia esa frase que dice, “los goles que no se hacen en un arco…”. 1 – 0 abajo. El golpe llegó en el mejor momento de Federación, donde más profundidad tenía.
Los minutos corrían. Huracán comenzó a bloquear espacios y a juntar líneas. Federación en cambio siguió jugando, como si el penal y el gol se hubiesen dado en otro partido. Como si el marcador todavía estuviese 0 a 0.
- 70’ Federico Bovo iguala el partido.
- 75’ Lucio Pruneda lo da vuelta con un gol de esos que no suele ser muy común de ver, y más aún en un clásico.
Federación reacciono ante la adversidad de la mejor forma posible; jugando al fútbol, siendo fiel a su idea. Mantuvo la cordura y nunca dejo de ser quien es.
Virginia Magi
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